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JAIME LÓPEZ La I Fira de l'Esport, que abrió sus puertas el pasado viernes, corroboró ayer el éxito de participación popular en el día de su inauguración con una afluencia de visitantes que el Institut Municipal d'Esports, organizador del evento, estimaba que podría haber alcanzado ya las siete mil personas. Desde las nueve y media de la mañana, niños de las más cortas edades, adolescentes, veinteañeros y muchos, muchísimos padres dispuestos a inmortalizar en imágenes la destreza, pericia y espíritu deportivo de sus hijos, empezaron a concentrarse ante las puertas del Palau Muncipal d'Esports esperando la hora de comienzo de las actividades deportivo-recreativas programadas a partir de las diez.

Resulta aventurado destacar qué deporte, demostración o actividad recreativa que contó con mayor índice de participación. El pabellón deportivo interior del Palau, donde se disputan los encuentros de baloncesto, balonmano y voleibol, tenía al mediodía concentrados a más de trescientos chavales "niños y niñas" ejercitando brazos y piernas en la barra de equilibrio; aprendiendo a hacer piruetas sobre las colchonetas; superando la altura de cada nuevo cajón del «plintong» y tratando de no darse la gran «culada» con los extremos del potro.

Desprendiendo un fuerte olor a cloro, higienización lógica y consecuente si tenemos en cuenta la gran cantidad de chiquillería que quiso darse veinte "o treinta" chapuzones para hacer frente al fuerte calor, las tres enormes piscinas del recinto deportivo estuvieron abarrotadas de nadadores, waterpolistas y «pingüinos» "así llaman cariñosamente en el Palau a quienes no levantan siete palmos del suelo" buscando el gran botín a través de las colchonetas, los salvavidas, los tubos de goma, los aros de la «Isla del Tesoro» en que se convirtió la piscina de los «peques».

Una aventura acuática permanentemente supervisada por los animosos y esforzados monitores entregados a su labor de enseñar a nadar a quienes apenas utilizan sus bracitos para arrearle al hermano mayor. En la piscina olímpica, a los cinco partidos de waterpolo, siguieron sucesivas carreras de natación en las que los mayorcitos demostraron que dominan absolutamente la braza, la espalda, la mariposa y el estilo libre.