Bajo la sombra de los fantasmas de Atenas, el Real Mallorca vuelve
a insertarse en chip de la Liga con las rotaciones como principal
incógnita. Bernd Krauss parece no querer enterrar en el pasado al
once del Apostolos Nikolaidis, y se ha llevado a Vigo a los
habituales, con la consabida ausencia de Ariel Ibagaza. No sólo se
quiere lavar la de por sí deteriorada imagen del grupo ante el
líder. Al mismo tiempo se persigue romper el infranqueable
Balaídos. Los duelos ante el Celta de la pasada temporada crearon
una corriente de opinión que convirtió a Víctor Fernández y los
suyos en enemigos públicos del mallorquinismo.
Karpin y compañía fueron proscritos tras el partido de Copa, en
el que el andaluz Antonio Jesús López Nieto sentó un delicado
precedente al señalar una pena máxima de espaldas contra el
Mallorca. El malagueño volverá a pitar un encuentro entre dos
equipos cuyo roce desprende energías poco positivas. Los vigueses
se muestran sólidos tanto en la competición doméstica como en
Europa. El Sigma Olomouc fue el último en probar la demoledora
artillería celeste, y el Mallorca es el enemigo ideal y el que más
puede motivarles en vistas a mantenerse en lo más alto de la
tabla.
Krauss ha convocado a diecinueve jugadores, destacando el
regreso de Javier Olaizola "sancionado ante el Panathinaikos" y la
inclusión de nuevo del turco Fatih Akyel. El once que esta tarde
(19 horas) se mida ante la bestia negra del anterior curso no
variará en exceso, aunque Paunovic lo tiene todo a favor para
ocupar la plaza de interior izquierdo. Vicente Fernández podría
tener su oportunidad, caso que el técnico germano decidiera dar
descanso a Engonga o Marcos, mientras que las restantes líneas no
mostrarían excesiva variación.
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