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FERNANDO FERNÀNDEZ Bajo la sombra de los fantasmas de Atenas, el Real Mallorca vuelve a insertarse en chip de la Liga con las rotaciones como principal incógnita. Bernd Krauss parece no querer enterrar en el pasado al once del Apostolos Nikolaidis, y se ha llevado a Vigo a los habituales, con la consabida ausencia de Ariel Ibagaza. No sólo se quiere lavar la de por sí deteriorada imagen del grupo ante el líder. Al mismo tiempo se persigue romper el infranqueable Balaídos. Los duelos ante el Celta de la pasada temporada crearon una corriente de opinión que convirtió a Víctor Fernández y los suyos en enemigos públicos del mallorquinismo.

Karpin y compañía fueron proscritos tras el partido de Copa, en el que el andaluz Antonio Jesús López Nieto sentó un delicado precedente al señalar una pena máxima de espaldas contra el Mallorca. El malagueño volverá a pitar un encuentro entre dos equipos cuyo roce desprende energías poco positivas. Los vigueses se muestran sólidos tanto en la competición doméstica como en Europa. El Sigma Olomouc fue el último en probar la demoledora artillería celeste, y el Mallorca es el enemigo ideal y el que más puede motivarles en vistas a mantenerse en lo más alto de la tabla.

Krauss ha convocado a diecinueve jugadores, destacando el regreso de Javier Olaizola "sancionado ante el Panathinaikos" y la inclusión de nuevo del turco Fatih Akyel. El once que esta tarde (19 horas) se mida ante la bestia negra del anterior curso no variará en exceso, aunque Paunovic lo tiene todo a favor para ocupar la plaza de interior izquierdo. Vicente Fernández podría tener su oportunidad, caso que el técnico germano decidiera dar descanso a Engonga o Marcos, mientras que las restantes líneas no mostrarían excesiva variación.