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93 DRAC INCA (26+25+22+20): Grimau (8), Navalón (11), Richardson (4), Villar (14), Stuckey (26) "cinco inicial", Puyada (5), Montañana (2), Bordas (3), Carrasco (0) y Alberto Alzamora (20). 27 de 43 en tiros de 2 puntos. 8 de 18 en tiros de 3 puntos. 15 de 20 en tiros libres. 25 rebotes (20 en defensa y 5 en ataque). 20 faltas personales.
79 LOS BARRIOS (23+16+20+20): Cabral (5), O'Kelley (17), Chagoyen (11), Legasa (0), Escudero (9) "cinco inicial", Ward (20), Paco Pérez (2), Merino (0), Arizmendi (10) y Juan Rosa (5). 26 de 47 en tiros de 2 puntos. 5 de 12 en tiros de 3 puntos. 12 de 16 en tiros libres. 25 rebotes (20 en defensa y 5 en ataque). 24 faltas personales.
Àrbitros: Pagán y Sotoca. Excluyeron por cinco faltas personales a Legasa, Chagoyen y Ward (Los Barrios).
Incidencias: Partido correspondiente a la segunda jornada de la Liga LEB. El encuentro se celebró en Son Moix debido a la clausura del Palau d'Inca. La hinchada local recibió con aplausos a Paco Olmos, Luis Merino y Miguel Àngel Cabral.

ALBERT ORFILA
Reponerse a una depresión del tamaño de la que azotaba al Drac Inca después de Llobregat "posiblemente el peor equipo que ha desfilado por la Liga durante los últimos años" lleva implícita una elevada carga de mérito. De hecho, si la lógica más estricta disparaba los interrogantes sobre las prestaciones del grupo mallorquín ante un reto de gran envergadura, ahora el efecto es diametralmente opuesto. Quizás en este rápido trayecto del negro al blanco se descuiden demasiados detalles, pero esta competición no concede segundas oportunidades y su habilidad para desproporcionar las cosas es inmensa.

Ante esta tesitura, es obvio que los gramos de trascendencia que ocultaba el cruce de caminos ante Los Barrios eran muchos. Con otra amenaza industrial en el horizonte "Manresa juega el próximo viernes en el Palau", Drac Inca no podía permitirse grandes licencias. Forzado a recuperar la credibilidad, el grupo de Oliete exigió respeto ofreciendo veinte minutos de baloncesto memorables y otros veinte cosidos con pragmatismo.

En un equipo que históricamente nunca ha hecho nada interesante y que se pasó una temporada entera (la anterior) atentando cotra el buen gusto, cuesta horrores recordar un primer acto como el de ayer. El equilibrio defensa-ataque adquirió una dimensión que acabó proyectándose con fiabilidad en el marcador: 51-39. Posiblemente, ante un rival con menos talento, la fractura hubiera sido mayor. A vueltas con Larry Richardson, Oliete ha encontrado en Alberto Alzamora a un jugador enorme. El mallorquín no deja de hacer cosas. Tangibles e intangibles. Su estado de forma es un escándalo. Defiende, rebotea y anota.

En el segundo cuarto, por ejemplo, firmó 12 de los 25 puntos que convirtió el Drac Inca. Jugó de tres, de cuatro y de todo lo que hiciera falta. En el triángulo que trazó con Villar (14 puntos y 11 asistencias) y Stuckey (26 puntos y 13 rebotes) estuvo gran parte del éxito. Además, lo que había en frente no era armamento de segunda. Villar tuvo que vérselas con O'Kelley "base titular de Wake Forest", mientras que Alzamora y Stuckey con Legasa, Chagoyen, un jugador tan completo como Ward o el propio Juan Rosa. Lo de Àlex Escudero merece un capítulo a parte. Es muy buen jugador. Quizás demasiado para jugar en un equipo.