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Con el permiso de las rodillas más cotizadas de Es Raiguer, Kenny Green dejó su tarjeta de visita en el banquillo de Cajasur. Al estadounidense le podrán pesar los años, pero su añejo baloncesto hizo que más de uno se dejara las palmas en el Palau. Ya en la presentación, la grada quiso recibir calurosamente a un hombre que según Lolo Sainz «ha impartido lecciones de juego en España». Algunos ya clamaban su presencia en el cinco, pero tan sólo hubo de esperar ocho minutos el respetable para disfrutar de una magia rescatada del olvido por Drac Inca.

Kenny taponó, defendió, corrió el contraataque, anotó "que a fin de cuentas es lo que acaba valiendo" y se permitió el lujo de subir el balón en el momento en el que la presión sobre su director de orquesta era asfixiante. Con él volvió el showtime y la ilusión. Pocos se acuerdan ya del torpón Richardson. El que maldecirá la noche de ayer será Edu Clavero. Mal momento escogió para visitar Mallorca. El pívot necesitó oxígeno. Le falta ritmo "carencia nada reñida con su clase cuando encara canasta", aunque en la cuenta atrás hacia el bocinazo final se adornó con un par de detalles de esos que en la LEB son coto vedado.

Su implicación con el proyecto está fuera de duda. Para los más jóvenes, compartir charla y vestuario con uno de los ídolos de juventud era algo impensable cuando Kenny forjaba la leyenda de un Tau que hoy es uno de los grandes del continente. Su complicidad llega a un punto extremo con Stuckey. Kelby le ha hecho comprender que hay mucho en juego, y que haciéndolo como ellos saben, pueden ser una pareja que dinamite la clasificación.

Más relajado, José Luis Oliete quiso dejar claro que el Efecto Green no es más que una causa de la novedad. «No podemos obviar el trabajo de los demás. Kenny ha ayudado, pero también ha cometido algún error. Mi labor es hacer ver que el equipo no es sólo Kenny Green, aunque ha cumplido con su cometido», comentó el preparador aragonés. Trece puntos, tres rebotes, una asistencia y un tapón en casi veinticinco minutos. El revulsivo se deja ver.