Algunos meses antes de iniciarse la competición, Sebastià Penya
auguró una temporada especialmente complicada, básicamente porque
el club había asumido un tren de vida ajeno a su realidad y que
habia abierto las puertas del abismo. Azotado por un déficit casi
insoportable, el Drac Inca decidió aplicar un plan de viabilidad
que condicionaba su proyecto deportivo. Consumido un buen tramo de
competición, el presidente pasa balance con una doble satisfacción:
«Las cosas están funcionando desde el punto de vista deportivo y
también económico. En esa dualidad está la clave de todo, al menos
para un club como el nuestro».
Penya admitió que «en estos momentos el balance de situación de
la entidad se ajusta a nuestras previsiones. Si seguimos trabajando
en esta línea vamos a eliminar gran parte del déficit que
acumulamos durante el ejercicio anterior y eso nos permitirá
afrontar el futuro de otra forma. Considero que hemos encontrado
equilibrio entre lo deportivo y lo económico y eso es producto del
trabajo». El mandatario abundó en la trayectoria del equipo LEB
señalando que «dentro de nuestras posibilidades se ha formado un
gran cuerpo técnico y una gran plantilla. Cuando tienes mucho
dinero, fichar es mucho más fácil y está claro que este no ha sido
nuestro caso. Deportivamente nunca tienes que ponerte límites, pero
también debemos ser conscientes de que competimos en una Liga muy
dura y ganar cualquier partido cuesta muchísimo».
El presidente aseguró que «el equipo ha seguido siempre la misma
línea de trabajo y no creo que vaya a cambiar. Evidentemente, si
los resultados son buenos las cosas cambian, pero yo sigo
detectando la humildad de siempre, tanto en las victorias como en
las derrotas».
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