Mestalla sigue siendo una plaza difícil, incluso cuando el equipo
atraviesa por una crisis interna como le está sucediendo ahora al
equipo de Rafa Benítez. El Mallorca empezó ganando pero, al final,
terminó empatando a uno. El cuadro local se mostró sobretensionado,
circunstancia que pudo aprovechar el Mallorca que jugó muchos
minutos utilizando muy bien la cabeza. Actuó de forma inteligente,
movió la pelota, presionó cuando tocaba y no se arrugó. De hecho,
el Valencia tuvo demasiada recompensa y salvó un punto por un golpe
de carrera del Kily González.
En los primeros instantes de partido los locales arrancaron con
ganas, exhibían un juego rápido y se acercaban con peligro al área
de Leo Franco. Hasta en tres ocasiones "Aimar, Vicente y Sánchez"
pusieron en peligro la meta mallorquinista. Sin embargo, fue Albert
Luque quien se erigió en el gran protagonista. Un balón dividido es
rematado de cabeza por Veljko Paunovic, que asistió perfectamente
al catalán que se marchó como nadie de los dos centrales y al
encontrarse frente al portero de Ciudad Real dibujó una vaselina
mágica, enorme, perfecta y que hubiera firmado el mismo Raúl
González Blanco. El cero a uno puso Mestalla patas arriba, el
nerviosismo se apoderó del público, de Rafa Benítez y del once
valencianista.
El Mallorca exhibía cierto orden aunque trabajaba a destajo para
interceptar a Pablo Aimar que, junto a Vicente y Juan Sánchez, eran
los que más progresaban. No obstante, el cuadro de Kresic no se
arrugaba, jugaba con agresividad y no se conformaba. Había que
aprovechar el polvorín en el que se convertía el grupo del Turia
pero los mallorquinistas no volvieron a tener ninguna oportunidad
tan clara como la que supuso el gol de Luque.
La defensa seguía concentrada, pese a que Siviero tuvo que
abandonar el campo lesionado, y obligaba a los puntas rivales a
tener que lanzar desde el borde del área y por ahí era inviable que
llegara el gol. El trabajo y la organización del Mallorca habían
dado sus frutos y se llegó al descanso con empate a cero. En la
reanudación, los de Benítez buscaron otra vez con mucha intensidad
la portería mallorquinista. Fueron, tal vez, los momentos de mayor
presión y agobio pero los rojillos lo llevaban con corrección, con
apuros, pero intentando controlar la situación. La mejor forma de
parar al Valencia era asustarlo y Luque remató de cabeza una
certera asistencia de Miquel Soler que salió fuera lamiendo el
poste. Ahí el grupo de Benítez empezó a retroceder y buscó mayores
precauciones.
Cañizares tuvo que salir hasta en dos ocasiones de su área para
despejar la pelota y el encuentro se equilibró. Pero los buenos
jugadores pueden salir en cualquier momento y, en una de esas
acciones, Kily González se deshace del marcaje de Campano, mete la
bola al interior del área y ninguno de los tres centrales fue capaz
de atajar el esférico que fue rematado, desde la misma área
pequeña, por Mista. Tablas en el marcador a falta de diez minutos.
Al final sólo se contabilizó la tensión lógica de un marcador
ajustado, pero no ocurrió nada más. Mestalla se sigue resistiendo,
aunque ayer el once balear mereció más de lo que recogió. Lo
importante es que el Mallorca no estanca su progresión desde que
llegó Kresic.
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