Vicente es retirado en camilla del campo poco después de caer lesionado de gravedad.

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Ayer sólo la raza de Nadal y la pizarra sacaron a flote a un conjunto excesivamente mediatizado por sus carencias; tardó 28 minutos en disparar a puerta en la segunda mitad y eso es alarmante, se mire desde la óptica que se mire. El Mallorca tiene problemas y el resultado lo delata (1-1).

El partido tenía mal aspecto, por la grave lesión de Vicente y porque el Málaga fue capaz de generar dos opciones en apenas trece minutos. Un escorzo de Roteta a la salida de un saque de esquina se encontró con la manopla de Leo Franco (minuto 7) y poco después Valdés no acertó a empujar un remate de Canabal (minuto 13). El cuero era del uruguayo Romero y el Mallorca sólo encontraba oxígeno en la estrategia. Nadal se acercó al gol a la salida de un córner y Campano ejecutó una falta desde la izquierda que acabó en la pista de atletismo (minuto 29). Pero el grupo de Peiró seguía tratando con dulzura el balón y su balompié más elegante encontró premio a la media hora; Gerardo lanzó un saque de esquina muy cerrado y Novo, en su intento por despejar, envió el balón a la red (minuto 30). Los blanquiazules golpeaban en la ocasión menos tangible de la que habían dispuesto, pero obligaban al conjunto de Kresic a levantar el encuentro.

El Mallorca tardó poco en equilibrar el partido, también desde la aplicación de la estrategia: Campano sirvió un golpe franco desde la derecha y Nadal, tras acomodarse el balón con el pecho en dos ocasiones, fusiló a Contreras con rabia (minuto 33). Por aquel entonces, el choque ya era malo y sólo los goles lo azuzaban.

Así lo entendió Peiró y en el segundo acto obligó a Musampa a dar un paso atrás y a aplicarse en la defensa. Cancelado el ataque mallorquinista, el Málaga dio un paso al frente, nuevamente desde la pizarra. Litos le ganó la acción en una falta lateral a Leo Franco, remató de cabeza y Nadal sacó el balón desde dentro de la portería. Ni el asistente ni el colegiado advirtieron nada irregular (minuto 66) y el Mallorca encontró el momento para la reacción a medida que los malacitanos clamaban justicia.