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Para un equipo que lleva tiempo acumulando malas noticias, el regreso de Juan Miguel Navalón no deja de ser un argumento a tener en cuenta en el propósito de enmienda que se le supone a cualquier escuadra metida en problemas. Después del naufragio con el que se cerró la primera vuelta de la fase regular, el Drac Inca prepara su reencuentro con la competición con todo su armamento y el reto del Llobregat en el horizonte.

Se mire por donde se mire, no es un partido más. El grupo de Oliete se ha quedado sin margen de error y la tesitura reclama una reacción inmediata. A estas alturas del curso, todo el mundo tiene claro cuales son sus obligaciones y batir mañana al Llobregat aparece subrayado en el libro de ruta del Inca. Si en el seno de la plantilla todavía escuece la derrota sufrida en la primera vuelta (70-68), la trascendencia que envuelve a la cita supera cualquier sentimiento instalado en el pasado. De hecho, el peso de las derrotas ha ubicado al cuadro mallorquín en una situación especialmente delicada. Como un buen puñado de equipos, se encuentra muy cerca de las plazas que dan derecho a disputar las series de ascenso, pero también acaricia el desencanto.

El Llobregat es un equipo que ha forjado todos sus éxitos en casa. Arropado por su hinchada, el conjunto de Josep Maria Gavaldà "uno de los técnicos con más currículo que trabajan en la LEB" ha tenido que convivir con demasiados inconvenientes, especialmente con las lesiones de jugadores que debían sostener al equipo. No obstante, su balance y las distancias entre las que se maneja la propia Liga le permiten seguir abierto a todo.

Después de ofrecer su peor repertorio ante el Ciudad de Huelva, el Drac Inca confía en pasar página con rapidez y Juan Miguel Navalón acapara todas las miradas. Recuperado de una lesión de ligamentos que le obligó a ser intervenido quirúrgicamente, el escolta alicantino se encuentra totalmente recuperado. Navalón ha trabajado con normalidad desde que la plantilla volvió a los entrenamientos y José Luis Oliete le dará minutos. Su figura representa muchas cosas. Junto a Kelby Stuckey ha sido uno de los jugadores que más ha rendido durante la primera vuelta y en pleno debate sobre las prestaciones de la línea exterior, Navalón pasa a convertirse en una especie de refuerzo, un fichaje en pleno mes de enero para asumir con algo más de solvencia la segunda parte de la fase regular.