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Miquel Alzamora VALLADOLID Tan sólo 32 minutos sirvieron para demostrar que el concurso de Ariel Ibagaza es vital en los esquemas del Real Mallorca. El mediapunta argentino retornaba al equipo tras poco más de cien días de forzada ausencia por lesión. Mucho sufrimiento dista desde el 11 de septiembre, en el que el destino quiso jugar una mala pasada al habilidoso jugador.

Ayer, el Nuevo José Zorrila fue testigo directo de un momento tremendamente esperado. Ariel volvía a vestir la elástica mallorquinista y contaba con la oportunidad de demostrar que no ha perdido sus facultades. Sobre su caso particular, la vuelta plena a la actividad, Ibagaza no pudo ocultar su satisfacción, «pues me he sentido cómodo y a gusto en el campo, pero por desgracia, mi actuación no ha sido suficiente para conseguir los tres puntos que tanto necesitábamos», comentó el jugador en la misma zona de vestuarios del estadio vallisoletano.

A la hora de valorar el resultado cosechado por el equipo en tierras castellanas, Ariel se muestra contrariado por el marcador, pero plenamente convencido de que las cosas pueden cambiar sin mejorar demasiados aspectos del juego del equipo. «El resultado ha sido a todas luces injusto, pues creo que tuvimos oportunidades suficientes para poder arañar por lo menos un punto. De todas formas, debemos ser positivos y optimistas. Creo que, con esta actitud, iremos seguro para arriba en la clasificación y los resultados llegarán pronto. Sólo hay que ser paciente», reseñó el jugador.

Aún se le nota falto de ritmo, circunstancia normal si se tiene en cuenta su larga inactividad. Miedo ya no atesora en su interior, todo lo contrario, está ansioso de volver a ser el hombre que deslumbró. El Mundial está demasiado cerca como para dejar pasar el último tren con destino hacia Corea y Japón.