Kresic no se anduvo con rodeos poco después de que cobrara forma el
enésimo desastre de su equipo, localizado en Valladolid: «La
grandeza de los últimos años se ha acabado». El mensaje del técnico
llevaba implícita una elevada carga de pesimismo, pero también fue
toda una lección de orientación sin brújula. El croata, por una
simple cuestión de currículo, sabe lo que es vivir metido en el
barro y su discurso no es un simple órdago producto del
acaloramiento dominical. Consumido el primer trayecto de Liga, los
números dictan sentencia y delatan que el Mallorca es el peor
tercer equipo de Primera. Diecinueve jornadas después, el aroma
europeo ha dado paso a un desagradable olor a cadaver que lo ha
puesto todo bajo sospecha.
Paradójicamente, las caras de este viaje a las cavernas son
prácticamente las mismas que sostuvieron el bienio dorado de Cúper
y casi idénticas a las de la orgiástica temporada de Aragonés.
Apenas ha llovido, pero aquel armamento vanguardista que condujo al
Mallorca hasta la Liga de Campeones ahora parece maquinaria de la
II Guerra Mundial. Si colectivamente la plantilla que primero
manejó Bernd Krauss y en la actualidad Sergio Kresic casi nunca ha
generado un sentimiendo de plenitud, es que individualmente casi
nadie se parece a quien fue. Instalados en una crisis permanente,
hasta ahora nadie parece haber sido capaz en elaborar un decálogo
de problemas y soluciones. El Mallorca no funciona, es algo
evidente, pero nadie acierta en detectar la avería y en
repararla.
Krauss se cansó de pregonar que su plantilla no estaba preparada
para un calendario de vértigo y fue el primero en quedarse en el
camino. Sergio Kresic, el sustituto del preparador teutón, cambió
de dibujo (1-5-3-1-1 por el 1-4-4-2) pero los resultados no han
cambiado demasiado. De hecho, el único problema en común que han
arrastrado los dos entrenadores es que ninguno de ellos ha podido
contar con regularidad con el mejor Vicente Engonga ni tampoco con
Ariel Ibagaza. En plena depresión colectiva, el regreso del
centrocampista y del atacante argentino es visto como un elemento
clave. Deben activar un circuito que no funciona.
¿Cuándo se escuchará hablar en chino?
Enamoró en Oviedo; despertó el interés de algunos de los clubes más
importantes, pero una lesión se cruzó en su camino y frenó la
ascensión de un futbolista que parecía enorme. Roberto Losada
Rodríguez, apodado «el Chino», llegó al Mallorca con la temporada
en curso y en la recta final de su recuperación. Al igual que
Carlos Roa, ha sido inscrito en la apertura del segundo plazo que
concede la Liga de Fútbol Profesional, aunque los servicios médicos
de club han advertido que hasta febrero no estará a punto. No
obstante, el futbolista ha manifestado públicamente que ya está a
punto para debutar y jugar algunos minutos. Losada, un jugador
instintivo y con buen remate, puede asumir un papel importante en
el Mallorca, aunque su largo periodo de inactividad genera algunos
interrogantes.
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