La recuperación exhibida por el Real Mallorca estas dos últimas
jornadas no es fruto de la casualidad. El grupo de Sergio Kresic ha
experimentado una mejoría importante estas dos últimas semanas en
relación al papel realizado en el transcurrir del campeonato. La
fisonomía del equipo ha variado casi de forma radical coincidiendo
con dos puntos concretos: el cambio de sistema y la capacidad de
convertir las ocasiones de gol. Después hay toda una serie de
puntos, también importantes, y que han repercutido directamente en
la predisposición del equipo. Jugar un solo partido por semana es
fundamental para un Real Mallorca que no tuvo capacidad para ir
alternando partidos en Europa con la competición regular de por
medio.
Una vez superado el trance de encadenar tantos viajes y tantos
partidos, el equipo ha recuperado gran parte de la identidad que
había perdido. Kresic, a su vez, quitó el corsé al conjunto, dio
mayor libertad de movimientos y los futbolistas se lo han
agradecido con resultados, solidez, agresividad y goles. Carlos
Àngel Roa volvió a la portería, Nadal pasó a liderar la zaga,
Engonga organiza con libertad y delante, Luque y Losada, se han
convertido en el dúo matador por excelencia. Pero no todo termina
ahí. Todavía falta que Ariel Ibagaza entre con mayor regularidad,
además del regreso de Samuel Eto'o. Dos jugadores que sin duda
terminarán de completar un esquema que, de por sí, ya empieza a
funcionar casi de memoria.
La temporada ha estado marcada por la escasa regularidad y por
la dificultad enorme que tenía el equipo a la hora de materializar
las ocasiones de gol que creaba. La entrada en el once de Roberto
Losada ha sido el revulsivo que necesitaba el conjunto rojillo y ha
contagiado sus ganas y motivación al resto de compañeros.
Con Losada recuperado y Albert Luque en racha, el optimismo ha
vuelto a Son Moix y en el vestuario ya no existe el estigma
perdedor que había encontrado acomodo en la caseta mallorquinista.
Sin embargo, Kresic y sus hombres siguen con los pies en el suelo.
Saben y son conscientes de que ni antes eran tan malos ni ahora
pueden pensar todavía en el objetivo de ir a Europa. El próximo
objetivo es ganar al Celta, no se piensa en nada más y, a partir de
ahí, la filosofía no pasa de ir partido a partido para intentar
recuperar el tiempo perdido en estos cinco meses de competición.
Queda mucho trabajo por hacer pero también es cierto que la
predisposición, en estos momentos, es mucho mejor.
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