Aunque el valor aritmético siempre acaba siendo el mismo, hay
derrotas que pueden llegar a reforzar y otras que desacreditan. La
carnicería de Tenerife ha dejado al Drac Inca en mal lugar, más que
nada por el poso que ha dejado su baloncesto. El grupo de Oliete se
desfondó a las primeras de cambio. Encajó uno de esos parciales que
acaban esparciendo un desagradable olor a quemado y apretó los
dientes para acabar dando forma a una estadística repleta de
números rojos.
Metidos de lleno en la segunda parte de la fase regular, las dos
citas que se aproximan pueden marcar el futuro más inmediato. El
calendario ha querido que el Drac Inca compita de forma consecutiva
con los dos grandes protagonistas de la Copa Príncipe de Asturias.
El viernes lo hizo en Tenerife "el subcampeón" y dentro de tres
días lo hará ante el Lucentum Alicante en el Palau, la escuadra que
se llevó todos los honores de Ourense. El de Julio Lamas es uno de
esos equipos que se manejan en la abundancia y que ha sido diseñado
para recuperar las credenciales ACB. La distancia real que separa a
Drac Inca y Alicante es la que refleja la clasificación "que es
mucha", aunque desde cualquier perspectiva económica la diferencia
es abismal.
Después del Lucentum Alicante, el Drac Inca deberá asumir uno de
esos desplazamientos marcados en rojo sobre el cuaderno de ruta:
Universidad Complutense. Pese a su condición de recien ascendido,
el equipo que entrena Miguel Àngel Martín ha logrado hacerse con un
espacio entre los mejores. Tiene una plantilla interesante, pero
para estar en las series de ascenso hay que ganar en Madrid.
Durante la primera vuelta de la Liga, el partido ante la
Complutense marcó un punto de inflexión, el inicio de una serie
ganadora que que disparó al cuadro mallorquín hasta la sexta
plaza.
No obstante, ahora nada garantiza que sumando el mismo número de
victorias que en el primer trayecto de la fase regular el Drac Inca
acabe entre los ocho primeros. La tesitura exige elevar el listón y
el Palau puede asumir un papel clave. La historia más reciente
delata al mallorquín como un equipo frágil en sus salidas "en
ninguna temporada ha ganado más de cinco partidos como visitante",
pero que ha cosido éxitos con cierto cartel en su centro de
operaciones. Esta temporada, el cuadro mallorquín ha ganado sólo un
sesenta por ciento de los partidos que ha disputado en el Palau
d'Esports y ha perdido un ochenta por ciento de los que ha jugado
fuera.
Eso si, a diferencia de otras temporadas, la actual ha diseñado
un perfil muy particular. Cuatro equipos (Manresa, Ourense,
Tenerife y Alicante) se mueven a muchos kilómetros de distancia del
resto, pero del quinto al último clasificado, el lío es monumental.
Casi todos viven con el agua al cuello, pero el playoff está más
barato.
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