Fernando Fernández
Un atasco monumental en el inicio del último cuarto dejó malherido al Drac Inca y prolongó la estela ganadora del Lucentum Alicante. El cuadro mallorquín fue un auténtico cúmulo de despropósitos en el periodo donde apenas hay tiempo para rectificar y lo pagó con una derrota que agudiza su situación. El Inca echó por tierra el trabajo realizado durante treinta largos minutos y sus concesiones resultaron determinantes. A estas alturas de la competición, cada paso en falso cobra una trascendencia especial y el futuro del cuadro de Oliete empieza a complicarse sobremanera. El Palau parece haber perdido la paciencia y en la recta final del encuentro, en pleno naufragio local, no dudó en recriminar abiertamente la actuación del algunos jugadores.
El arranque del partido recordó sobremanera al que había patentado el cuadro mallorquín quince días atras. Curiosamente el protagonista también volvió a ser el mismo: Alberto Alzamora. Aferrado a la clarividencia del alero mallorquín, el Inca fabricó un parcial de 5-0. Primero una penetración y después una acción de 2+1 dispararon a los locales en el marcador y también las expectativas. Pero el Lucentum no tardó en ofrecer una respuesta contundente. Bien dirigido por Priggioni y con Douglas como principal referencia dentro de la pintura, el cuadro levantino no tardó demasiado en silenciar el Palau y voltear también el marcador. Alicante había dispuesto una zona mixta en defensa que se le atragantaba al Inca y tuvo que ser Navalón quien asumiera máximo protagonismo en ataque.
El escolta mallorquín, que se enfrentaba por segunda vez al equipo que le vio nacer como jugador, cobró una trascendencia especial porque sacó a su equipo de un atasco importante. Sus triples reestablecieron el equilibrio en el marcador. El partido había quedado atrapado en una dinámica de máxima igualdad, aunque el perímetro del Inca empezaba a funcionar. No obstante, un puñado de errores casi consecutivos en el arranque del segundo cuarto propiciaron que el Alicante volviera a distanciarse en el electrónico (18-24). Pero el Drac Inca respondió de nuevo de la mano de Alberto Alzamora y Juan Miguel Navalón. Un parcial de 6-0 resucitó a los locales y el encuentro se convirtió en un continuo intercambio de canastas. Eso si, Navalón respondía casi siempre desde la línea de 6'25 metros y su equipo empezó a sentirse cómodo.
Fue en los útimos segundos cuando el cuadro balear logró forjar su renta más importante. Tres recuperaciones prácticamente seguidas, adornadas con un espectacular mate de Miguel Alberto Montañana sobre la bocina fijaron un 38-32, marcador con el que se llegaba al descanso. Pero la renta local se esfumó a las primeras de cambio. Alicante reanudó el partido con seriedad. Primero un triple de José María Moreno y después otro de Wilson reestablecieron la igualdad (38-38). El guión sobre el que se había desarrollado el duelo durante muchas secuencias volvía a repetirse y ambos conjuntos se movían a una distancia que casi nunca superaba los dos puntos.
El Inca había tenido agunas oportunidades para incrementar su renta hasta los cinco ó seis puntos, pero había descuidado los pequeños detalles y el Alicante no hizo ascos a ningún regalo, lo que le permitió finalizar el tercer cuarto con ventaja (56-58). El desastre llegó en la recta final. El Inca inició el último periodo ausente y un 0-10 le dejó fuera de combate (56-68). Nadie veía aro y las pérdidas de balón se acumularon una tras otra. Casi en un abrir y cerrar de ojos, el partido había muerto. José Luis Oliete intentó cerrar la herida solicitando dos tiempos muertos, pero no hubo manera. El parcial que encajó el conjunto mallorquín en los diez últimos minutos fue de 8-20. ¿Las series de ascenso? Misión imposible.
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