TW
0

Cuando la temporada ciclista echa a rodar, los aficionados ven con esperanza la presencia de los Tauler, Horrach y Colom en el pelotón profesional y las evoluciones de la pista, el mountain bike y demás. Pero en una tierra en la que el deporte del pedal se vive con intensidad, protagonizando instantes que forman parte de la memoria colectiva, existe otro referente dentro de la serpiente multicolor. La figura de los árbitros y comisarios, junto a la de los cronometradores, siempre se observa desde un segundo plano, pero los méritos contraídos por algunos de ellos nos hacen considerarles como parte activa del engranaje ciclista.

Tomando como punto de partida el Colegio Balear de Àrbitros y Cronometradores, dos hombres han conseguido fraguarse una trayectoria y granjearse el respeto de sus compañeros. Por un lado, Miquel Reynés, comisario de la Real Federación Española de Ciclismo (RFEC), que ha realizado las veces de adjunto en pruebas de rango UCI a nivel insular y otras como la Vuelta a Navarra. Por otro, el personaje que nos ocupa, Jordi Gual. Su condición de comisario de la Unión Ciclista Internacional (UCI), le permite vivir de cerca grandes acontecimientos. Esta será su quinta temporada desde esa privilegiada posición, acumulando ya veintiséis en este complejo y a veces desagradecido mundo.

Gual posee el privilegio de ser el primer balear que logra ascender en la jerarquía jurídica de la UCI. En su intachable hoja de servicios cuenta con rondas de la talla de la Vuelta a Portugal o la Vuelta al Alentejo. En el curso ciclista 2001, hizo las veces de Presidente del Jurado Técnico en pruebas de la Liga de Pista, en la Clásica de Alcobendas, el Trophée d'Or Femenine francés, la Volta a Tarragona y los Campeonatos de España de carretera sub'23 y profesional que se celebraron en León. También tomó parte como adjunto en el Trofeo Luis Puig, la Vuelta a la Comunidad Valenciana y la Clásica a Los Puertos. El 2002 no va a ser menos, y Jordi Gual tiene asegurada la designación para el Tour del Limousine y la Vuelta a España, donde formará parte activa.

Recientemente, fue la cabeza visible del Jurado Técnico de la XI Challenge Illes Balears Vuelta a Mallorca. «Estoy encantado de que tengamos pruebas de nivel internacional, como la Challenge, pues te ayudan a formarte y a que los árbitros de Balears lo hagan y tomen contacto con estos acontecimientos. Son una motivación para la gente joven y para los aficionados en general», comenta el responsable de formación del Colegio Balear de Àrbitros y Cronometradores (CBAC). Desde ese puesto, y como miembro de la directiva de la Federació de Ciclisme de les Illes Balears, una de las principales acciones que se ha propuesto es «intentar que sean más los que adquieran el rango internacional. Hemos tenido y tenemos ciclistas que lo han sido y son todo mundialmente, motivo de más para que los árbitros también podamos llegar a serlo», significó Gual.

El cometido de los responsables de la función técnica es velar por el normal proceso de las clasificaciones y hacer que todo siga según el reglamento vigente, regulando el tránsito de la carrera. Los problemas que se plantean en carrera son los que ayudan a la formación en el día a día. La tecnología es su gran aliada, solventando «papeletas» que se plantean en circunstancias puntuales, como las llegadas apretadas. «Cuando vas a una gran carrera, tienes más medios, pues los avances van parejos a la evolución del ciclismo. Buena muestra la tuvimos en Alcobendas, donde la diferencia entre primero y segundo era sólo de tres milésimas y gracias a los nuevos equipos que hemos incorporado, pudimos decidir al ganador», reseñó con una pizca de humor.

Para Jordi Gual no pasan inadvertidas las mejoras que ha traído consigo la llegada del grupo encabezado por Andreu Canals. «La imagen de la FCIB ha dado un salto cualitativo importante y eso es de agradecer por parte de todos los que amamos el ciclismo y lo hacemos parte importante de nuestras vidas. Entre todos estamos realizando un buen trabajo y poco a poco se ven los frutos», resaltó un hombre que espera haber abierto una senda que alguno de los jóvenes árbitros pueda seguir en poco tiempo. El sacrificio bien vale un esfuerzo, más sabiendo que desde esa destacada perspectiva en carrera se vive este deporte desde un lugar privilegiado.