El día más largo acabó dejando las cosas en su sitio. José Luis
Oliete seguirá en el banquillo del Drac Inca y Kelby Stuckey
emprenderá esta misma mañana viaje con destino a Dallas. El jueves
debe llegar el cubano Lázaro Borrell y en veinticuatro horas se
estrenará en la cancha del Universidad Complutense. En Madrid se
conocerá con exactitud el epílogo de una semana especialmente tensa
y que ha dado cobijo a una crisis provocada desde el propio núcleo
de la entidad. Oliete decidió dar marcha atrás a su dimisión tras
una larga reunión que mantuvo con el presidente Sebastià Penya y el
vicepresidente Joan Rubert, en la que también se decidió rescindir
el contrato de Kelby Stuckey.
Durante toda la jornada de ayer, la junta gestora intentó restar
trascendencia a una situación que llegó a ser ingobernable y que
provocó una sensación de caos absoluto. Penya evitó en todo momento
hablar de la dimisión del técnico. «Simplemente renunció a seguir
en el cargo, pero en ningún momento se admitió tal posibilidad.
Nuestra línea de actuación siempre ha ido encaminada a buscar lo
mejor para el equipo y el caso de Stuckey no es diferente. Hablamos
con el jugador para que continuara, simplemente porque estimamos
que era lo más positivo. De todas formas, este tema ya está zanjado
y removerlo no creo que nos conduzca a nada», subrayó el
mandatario.
Oliete, que volvió a dirigir las dos sesiones de entrenamiento
que efectuó ayer el plantel inquense, también evitó abundar en
exceso sobre su dimisión, aunque negó de forma categórica que su
continuidad estuviera condicionada a la salida de Stuckey. «Es
imposible que yo hable mal de un jugador que ha sido santo y seña
del club durante las dos últimas temporadas y que siempre ha tenido
un comportamiento ejemplar en todos los sentidos. Es un gran
profesional y la relación que he mantenido con él ha sido
extraordinaria en todos los sentidos. De todas formas, estamos ante
una situación excepcional "en referencia al accidente de tráfico en
el que se vió involucrado el estadounidense" y creo que nos ha
costado asimilarlo a todos», aseguró el preparador aragonés.
Por otra parte, Carlos Ayesa, agente de Kelby Stuckey en España,
quiso matizar las declaraciones recogidas por este diario en su
edición del lunes. «Únicamente me limité a expresar mi preocupación
por el estado anímico de Stuckey tras el desgraciado accidente en
el que se vió involucrado recientemente el jugador y que
lógicamente no le dejaba centrarse en su actividad como jugador de
baloncesto. Jamás "añadió Ayesa" expresé conocimiento alguno sobre
una posible rescisión de contrato ni sobre la conveniencia de
llegar a la misma, ya que por motivos personales he estado
desvinculado de toda actividad laboral desde el pasado 13 de
febrero. Indiqué sin embargo que, en todo caso, la continuidad de
Kelby Stuckey debería ser considerada por el club y el propio
jugador».
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