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El museo de los horrores cuenta desde ayer con una nueva atracción en forma de partido de fútbol. Tenerife y Real Mallorca reversionaron ayer uno de esos partidos que suelen verse en la última jornada de Liga cuando el empate es bueno para los dos equipos. El punto sumado ayer no deja de ser malo tal y como se dieron el resto de marcadores y más si se tiene en cuenta que los de Kresic tienen ahora dos partidos seguidos en casa. Pero esta lectura positiva no tiene que eclipsar un partido de juzgado de guardia y que más que invitar a un desmesurado optimismo, lo que hay que preguntarse es si jugando como ayer será suficiente para seguir en Primera sin sufrir más problemas de los previstos.