Todo lo que no sea una victoria condenaría al Drac Inca a adueñarse
de una de esas posiciones en las que nadie quiere verse a final de
temporada. Caer ante Etosa Murcia (21 horas) podría precipitar al
cinco de Oliete hacia las cavernas y, dependiendo de las dos
confrontaciones directas por el descenso (Cajasur-Rosalía y
Sondeos-Llobregat), colapsaría la cola de una LEB en la que no hay
un instante para la tregua. El respiro de Córdoba fue casi un
suspiro para el conjunto inquense, que perdió una porción
importante de lo recuperado en la capital califal en un clásico que
acabó yendo hacia Maó. La tímida incursión en una dinámica
vencedora tan sólo sirvió para distanciar más si cabe a un Cajasur
que puede ganar el terreno perdido, pero no el average.
A estas alturas, Drac Inca ocupa esa plaza por la que aspiran
los cuatro de abajo. El cuarteto formado por Melilla, Los Barrios,
Menorca y el propio Etosa Murcia ha abierto una brecha imposible de
superar o al menos igualar viendo el devenir de la competición. El
rendimiento de Ledbetter es una de las grandes incógnitas que reúne
este encuentro. Se le vio poco en el Palau, y las urgencias que
persiguen al vestuario balear definen como inmediata su explosión
en las estadísticas. Encarrilar un tramo tan determinante con una
nueva derrota no es buen síntoma, y por ello, Drac Inca debe
exhibir su mejor repertorio como visitante. No sólo el nuevo
americano debe sentirse advertido. Los Green, Montañana y demás
deben tomar nota de un Albert Alzamora inconmensurable y que ha
dado la cara en unos instantes de tremenda tensión
clasificatoria.
La motivación que mueve al grupo de Josep Maria Oleart no es
otra que mantener ese privilegiado status que defiende en la cita
ante los mallorquines. Octavos en la tabla, el cuádruple empate les
ancla en la última posición que da acceso a los play-off por el
título. Drac Inca no parece un obstáculo insalvable para los
murcianos, y si a ello se une una victoria de Lucentum Alicante en
la cancha del Complutense, todo puede ir rodado para Oleart y los
suyos. Un habitual ha retornado a los banquillos de la mano de
Etosa Murcia. La salud de Pepe Rodríguez y la falta de solvencia
del conjunto le costaron el puesto y el adiós a un proyecto que
puso sus sólidas bases de su mano.
Dos de los hombres fuertes de Etosa Murcia cuentan con un pasado
en el que Drac Inca tuvo algo que ver. Edu Sánchez se vuelve a ver
las caras con la que fue su disciplina en el pasado curso. Las
cosas no le acaban de salir del todo bien a un base que retornó a
sus raíces tras un agridulce paso por el Palau. Por otro lado,
Jobacho estuvo en el punto de mira de Oliete y su cuerpo técnico
durante el pasado verano. Una de las joyas de la cantera
barcelonista acabó recalando en Murcia, dejando que Xavi Puyada,
con el que forma un dueto capaz de romper cualquier partido,
ocupara su lugar en la plantilla inquense.
Por lo demás, Etosa Murcia no destaca por ser un conjunto
estridente. Once victorias y catorce derrotas definen su paso
momentáneo por la LEB. No debe obviarse el concurso del dueto
estadounidense. Jordan y Stewart dan solvencia en el perímetro y la
pintura, aunque son los nacionales los que realmente marcan las
diferencias. Moya, Trías o Mesa gozan de peso específico en el
juego interior de Oleart, que cuenta a sus órdenes con una
plantilla en la que la juventud destaca como una de sus virtudes.
Tan sólo José María Silva, un trotamundos de la LEB, supera la cota
de los treinta años. En el otro polo se encuentran Jobacho y Adrián
Martínez, que a sus veinte años ya han dejado constancia de que el
futuro está en sus manos.
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