Martin Häupl realiza la travesía más larga de su vida con la
finalidad de que su hermano Johannes descanse en la tierra que le
vió crecer como regatista, una dedicación que, cosas del destino,
le costó la vida. En el transcurso de la jornada de ayer, desde la
Asociación Austríaca de Amigos de Mallorca y el Consulado de
Austria se aceleraron las gestiones para repatriar el cadáver del
navegante de la clase Tornado, que falleció ahogado merced a un
desgraciado golpe de mala fortuna en el transcurso de la última
jornada de competición del Trofeo Princesa Sofía-Madrid 2012.
Vía marítima y con escala previa en Barcelona, los restos
mortales del deportista han tomado rumbo hacia Attersee, localidad
en la que la familia Häupl tiene fijada su residencia, y que es
conocida a nivel internacional por las competiciones que se
desarrollan en el lago del mismo nombre. De hecho, la familia Häupl
es bastante popular en el mundo de la vela al poseer un frecuentado
hotel en las cercanías del lago anteriormente referido y, tanto el
fallecido como su hermano, gozaban de una fama de buenos y
modélicos deportistas en Austria.
Uno de los mejores conocedores de la navegación en catamarán es,
sin lugar a dudas, el olímpico mallorquín José Luis «Pepote»
Ballester. Oro en Atlanta'96 en la clase Tornado y poseedor de una
hoja de servicios envidiable, el regatista conoció a través de esta
redacción el suceso acaecido en aguas de la Bahía de Palma y no
pudo ocultar el dolor que le produjo conocer el fallecimiento en
estas circunstancias de Johannes Häupl. «Es una pena y hay que
lamentarlo. No le conozco, pero es una noticia que te deja de
piedra. Ahora no hay que buscar culpables, sino que debemos pensar
en lo mal que lo deben estar pasando sus familiares», significó
Ballester, que no recuerda accidentes mortales ni de gran magnitud
en una competición en la que junto a Fernando León ha sentado
cátedra.
«Ha habido situaciones en las que lo has pasado mal, como un
compañero en los Juegos de Sydney, que estuvo 48 horas a la deriva,
pero no tengo en mente accidentes mortales. Es un desastre que
normalmente no ocurre y es una mala noticia para la competición»,
comentó. Sobre las circunstancias climatológicas que envolvieron la
muerte de Häupl, el mallorquín reiteró que «en Tornado llegamos a
navegar incluso nevando, pero aquí estamos acostumbrados al sol a
estas alturas del año y el mal tiempo nos choca. Además, la fuerza
del viento "veinte nudos" era propicia». La dureza del Tornado y
sus exigencias no pasan de lado, y Ballester lo subraya. «Hay que
estar muy bien físicamente, pues la embarcación es a veces como un
caballo desbocado. En condiciones normales es un barco difícil,
técnico y muy rápido, pero sigue sin ser del todo seguro»,
finalizó.
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