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Jorge Lorenzo está a punto de encerrar en el baúl a Giorgio y convertirse en el piloto más joven en debutar en el Mundial de Motociclismo en 125. El piloto mallorquín hará realidad en Jerez el sueño perseguido durante década y media, y que de la mano de Derbi y junto a Youichi Ui, dejando atrás mucho esfuerzo y tiempo invertido, se ha convertido en una realidad tangible. Será el día en que cumpla quince años "edad mínima exigida para poder competir al más alto nivel", poco menos de una docena después de que su padre, Chicho, ideara un ingenio de dos ruedas a partir de un motor Puch de 49 c.c. Fue el primer acelerón de un talento precoz.

Con once años podía presumir de ser campeón de España de la Copa Aprilia dentro de la categoría de 50 c.c., para seguir su escalada la temporada siguiente en la cilindrada de 125, en la que reeditó un éxito que hacía pensar en los albores de una trayectoria que daría motivos de conversación a los amantes del mundo del motor, poco acostumbrados a fenómenos de esta magnitud. Cuatro victorias en seis carreras disputadas en la categoría que le va a ver debutar pasado mañana eran un aval demasiado tentador para los cazatalentos, pero Dani Amatriain ya había puesto las miras en una promesa que se iba modelando curva a curva. La escudería Monlau Honda fue una escala previa hacia el estrellato. Allí fue donde Amatriain le dio un empujón que puede haber resultado decisivo. También allí tuvo la oportunidad de conocer a una de las personas que más han confiado en él, Emilio Alzamora. Los componentes de la montura con la que el de Lleida alcanzó el entorchado universal a bien seguro hicieron saltar las lágrimas de Jorge. Fue un regalo tan especial como premonitorio.

Derbi y Caja Madrid decidieron mojarse y apostar fuerte por Lorenzo, un diminuto piloto de competición que provoca el comentario general en boxes. Admirador de Doohan, Biaggi y Agostini, Jorge Lorenzo sueña con superar el hito histórico establecido por Giacomo Agostini, capaz en su tiempo de acumular quince títulos mundiales, aunque para empezar, una moto acostumbrada a subir a lo más alto del cajón y forjar leyendas del moticiclismo español y mundial es la mejor garantía.

Descaro no le falta a Jorge, al que las motos le van más que los libros. Tras ese rostro serio y tímido se esconde un pozo inagotable de ambición, un requisito indispensable en el variopinto mundo del motor. Japón y Sudáfrica no han podido ver rodar al mejor exponente de un futuro que invita al optimismo. Los más jóvenes intentan dar continuidad a un pasado glorioso que dio paso a unos tiempos recientes en los que sólo a fogonazos los españoles comparecían en el podio. Àlex Crivillé y Emilio Alzamora fueron la excepción. Elías y los Nieto no quieren quedarse atrás, y mucho menos viendo a Lorenzo preparado para brillar.Jorge Lorenzo no podrá estar presente en la primera jornada de entrenamientos, pero el día de su primer gran test sobre el asfalto promete plantear batalla. Atrás quedaron una clavícula y una muñeca maltrechas. Por delante, muchos kilómetros de gloria y una pasión que va más allá de las dos ruedas, la de un pequeño gran piloto con el depósito a rebosar de ganas de deslumbrar.