La rabia de la delegación española por el arbitraje parcial a
favor de Corea del Sur en el partido que costó a las «furias rojas»
la pérdida del pase a semifinales, tenía que explotar por algún
lado. Villar dimitió. Y la renuncia no es una buena noticia para el
presidente de la FIFA, el suizo Joseph Blatter, a cuya reelección
el 29 de mayo en Seúl había contribuido decisivamente el dirigente
español.
El Mundial difícilmente evitará pasar a la historia como el de
los «escándalos arbitrales». Pudo ser el de la histórica
clasificación de Corea del Sur para semifinales, en lo que
constituye el primer país asiático que logra ese objetivo, pero las
excesivas ayudas arbitrales reducen el impacto.
Villar, elegido vicepresidente de la FIFA el pasado 25 de abril,
dimitió en desacuerdo con los arbitrajes que se están produciendo
en el Mundial 2002, uno de los cuales le costó el sábado la
eliminación a España ante Corea del Sur en los cuartos de
final.
El también vicepresidente de la UEFA tampoco está de acuerdo con
el sistema de designación de los árbitros para los distintos
partidos. La comisión está presidida por el turco Erzik Senes, con
el brasileño Ricardo Teixeira como vicepresidente y de ella también
forman parte el paraguayo Carlos Alarcón Ríos y el mexicano Edgardo
Codesal. Villar, primer español que accedía al cargo de
vicepresidente de la FIFA, considera que a partir de octavos de
final se habían producido errores importantes en los arbitrajes,
como los sufridos por el equipo de José Antonio Camacho (en
cuartos) e Italia (en octavos), ambos en los duelos contra la
anfitriona Corea.
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