El hotel Sonneck ya está preparado. Foto: JOAN TORRES.

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M.ALZAMORA/T.TERRASA/J.TORRES El Real Mallorca pone la directa hoy mismo y volará primero hasta Munich para después cubrir los algo más de 150 kilómetros que le separan de la localidad austríaca de Kössen donde por quinto año consecutivo llevará a cabo el stage de pretemporada. Después de una semana que ha servido para llevar a cabo la primera toma de contacto entre el nuevo entrenador y la plantilla, ahora empieza una labor muy dura y que es siempre fundamental de cara al arranque de temporada. La pasada campaña el equipo sufrió terriblemente el haber realizado un stage mal planificado y que acabó con el grupo desquiciado, sin agresividad y físicamente roto.

ENVIADOS ESPECIALES A KÖSSEN

El conjunto bermellón trabajará diariamente en sesiones dobles, una por la mañana y otra por la tarde, al margen de cuando dispute los partidos amistosos. Las instalaciones del Hotel Sonneck tienen todo lo necesario para que un equipo de fútbol profesional pueda llevar a cabo su trabajo diario y además de los campos de entrenamientos disponibles, el recinto dispone también de una zona termal así como de un gimnasio completo. Los campos donde habitualmente se entrenará el equipo se encuentran en buenas condiciones ya que desde hace casi dos meses nadie los utiliza ni para jugar ni tampoco para ejercitarse diariamente.

Encontrar una temperatura más agradable que en Palma y realizar un trabajo intenso técnico y táctico, es lo que se pretende en estos diez días de estancia en las inmediaciones del Tirol. Gregorio Manzano dispondrá de todos sus efectivos aunque algunos no empezarán a trabajar al mismo ritmo que el resto de compañeros. Vicente Fernández se quedará en Palma y entrenará varios puntos por debajo del resto ya que se encuentra en el proceso final de la recuperación de la fractura del tendón rotuliano. Carlos tampoco estará en Kössen y es el que más tardará en incorporarse con normalidad. La gran ausencia será la de Josemi, que sufre una luxación en su clavícula izquierda y es baja.

No obstante, supone un alivio el hecho de no tener que jugar una eliminatoria en pleno mes de agosto como sucedió el año pasado cuando en dos partidos los rojillos se lo jugaban el todo por el todo. El trabajo ahora puede ser más racional y, sobre todo, pensando en un único y claro objetivo: mantener la categoría. Kössen espera a un grupo cargado de ilusión.