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José A. Pascual - BUDAPEST
La selección española comenzará hoy ante Hungría su nueva etapa con Iñaki Sáez en el banquillo, con bastantes caras nuevas en la selección absoluta que son de la plena confianza del técnico bilbaíno y que intentarán corresponder como merece la ocasión, que es aprovechada también para homenajear al mítico Ferenc Puskas.

España, algo más de un mes y medio después de dejar el Mundial 2002 como quinta clasificada, vuelve 'al cole', y lo hace muy renovada, con nuevo técnico tras la marcha de José Antonio Camacho y muchos jugadores nuevos a causa de las retiradas de Fernando Hierro y Luis Enrique y las lesiones que han sufrido o sufren algunos de los habituales.

El técnico español quiere trasladar a la categoría absoluta los éxitos alcanzados con los equipos inferiores, y por ello hará jugar a algunos con los que, por ejemplo, ha ganado el Mundial sub'20 de Nigeria'99 o la plata olímpica en Sydney'2000. En el fondo está el estreno de la fase de clasificación para la Eurocopa 2004 en Atenas, que tendrá lugar el 7 de septiembre, y aunque sea un amistoso para Sáez es importante. Quiere que España muestre que es un equipo competitivo y solvente.

El entrenador español es consciente de que el partido llega muy pronto para los jugadores dadas las alturas de la temporada, pero también espera de los futbolistas la máxima predisposición para dar la cara y salir airosos ante un rival a balompédica que encarnaba, entre otros, el homenajeado Puskas. Ahora apenas es nada en el concierto internacional y busca crédito y confianza en cualquier ocasión que se le presenta. Imre Gellei, el técnico húngaro, y sus pupilos han asumido como un honor el enfrentarse a España, pero también como una responsabilidad, ya que cree que tienen que ofrecer un espectáculo al nivel de Puskas.