Se trataba de su cuarto título de la temporada tras Acapulco,
Bastad y Umag, pero sus buenas actuaciones no ha sido capaz de
refrendarlas en los «grandes»: fue eliminado en segunda ronda en
Australia, torneo en el que fue finalista en 1997, en tercera ronda
en Roland Garros, donde se consagró en el 98, y en Wimbledon fue
baja. Su mejor resultado en el US Open había sido alcanzar las
semifinales, en el 98. Ayer dejaba Flushing Meadows en la segunda
ronda. Si Moyá se veía apeado de un torneo tras la disputa de tres
sets ante el norteamericano Jan-Michael Gambill por 6-3, 6-3 y 6-1,
especialmente dolorosa fue la derrota de Costa, ya que se había
adjudicado los dos primeros sets ante el sudafricano Wayne
Ferreira.
El catalán comenzó el encuentro de manera inmejorable cediendo
tan sólo un juego en la primera manga. En la segunda, un ajustado
10/12 en el tie-break ponía el empate en el luminoso, volvía a
ceder en el tercer set para remontar en el cuarto y en el quinto y
definitivo el tenista africano sentenciaba al español por 6-4.
Nunca se le ha dado muy bien el US Open, ya que en sus primeras
cinco participaciones cayó en primera ronda y su mejor resultado
son unos octavos de final. Precisamente un compatriota puede
tomarse cumplida revancha, ya que en la siguiente ronda Robredo se
enfrenta a Ferreira.
En cuanto al resto del cuadro, cabe destacar la eliminación del
cuarto máximo favorito a la victoria, el ruso Yevgueny Kafelnikov,
que sucumbió sin apenas resistencia ante al eslovaco Dominik Hrbaty
em tres mangas, por 6-3, 6-1 y 6-1. No fue el guión que siguieron
dos claros candidatos al título como el estadounidense Andre
Agassi, que apenas si tuvo que sacar las raquetas de sus fundas
para imponerse a su compatriota Justin Gimelstob, y el australiano
Lleyton Hewitt, que defiende el título y tuvo un duelo mucho más
rudo ante el israelí Noam Okun.
Agassi no quiso complicarse la vida y temiendo que la lluvia que
había retrasado el inicio de la jornada cinco horas hiciera de
nuevo su aparición despachó a su contrario, que sólo pudo
adjudicarse dos juegos en todo el partido (6-0, 6-1 y 6-1), en una
hora y seis minutos. «Creo que el desarrollo del encuentro ha sido
una sorpresa para los dos. Realmente no pensaba en el tiempo, sino
en ejecutar bien mi plan estando concentrado desde el principio al
fin», explicó el jugador de 32 años, que ya sabe lo que es alzar el
trofeo en las pistas de Flushing Meadows en dos ocasiones.
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