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EFE. Palma. El Valencia hizo ejercicio de su actual condición de campeón de la Liga española, sacó brillo a sus galones en un campo donde hasta ahora nunca había ganado, y derrotó por 0-2 al Real Mallorca con goles de Los Santos y de Baraja, una en cada período de tiempo. Los valencianistas jugaron como su técnico, Rafael Benítez, quería, sin concesiones a la galería, aplicados y prácticos, ante un Mallorca gris, que acusó las bajas de Luque (traspasado al Deportivo de La Coruña), el «Caño» Ibagaza y de Eto'o.

El equipo balear inició el curso futbolístico 2002-2003 de la misma forma con la que acabó la pasada temporada: encajando un gol a la primera de cambios. Otra vez, fallos colectivos en su defensa permitieron al rival, en este caso el Valencia, adelantarse en el marcador con la ley del mínimo esfuerzo. El gol tuvo la facultad de alejar los fantasmas que perseguían al conjunto «che» desde la Supercopa, que perdió ante el Deportivo, y, sobre todo, tras la bronca de Benítez a sus jugadores en el último entrenamiento de la semana, que suspendió por la apatía de sus dirigidos. Los ánimos estaban alterados en el equipo valencianista, pero De los Santos, los aplacó en el minuto 10 al conectar un derechazo inapelable que hizo estéril la estirada de Leo Franco.

El Mallorca, con las novedades de Pandiani, Lozano y Poli con respecto a la pasada temporada -en la segunda parte también debutó el «Turu» Flores-, tuvo graves problemas para llegar con cierto peligro hasta Cañizares. Su juego fue bastante reiterativo y simplón porque faltaba conexión en los últimos metros y, además, la defensa visitante se mostró expeditiva y contundente, todo ello hasta que empezó a surgir la calidad del joven delantero mallorquín Albert Riera. Este futbolista, habitual en la selección absoluta Sub-20, se convirtió en el principal quebradero de cabeza para los defensas valencianistas, especialmente para su marcador Curro Torres. Creó las principales acciones ofensivas -pocas, la verdad- que tuvieron los hombres de Gregorio Manzano en la primera parte, que culminaron con el cabezazo al larguero del debutante, el uruguayo Walter «rifle» Pandiani.

El Valencia, sin hacer nada del otro mundo, vivió de la renta del gol; prefirió esperar atrás para sorprender a su rival al contragolpe, mientras arriba Carew luchaba en solitario con Nadal y Niño. Aimar, Rufete y Carboni fueron sus jugadores más activos, especialmente el primero, que aprovechó muy bien los espacios dejados por el Mallorca en su afán de buscar el gol de la igualada. Una genialidad de Baraja permitió al Valencia marcar su segundo gol y cobrar una ventaja que ponía el partido muy cuesta arriba al Mallorca, sobre todo, tras comprobar la escasa fortuna de Pandiani ante Cañizares, que evitó dos situaciones muy comprometidas en los minutos 60 y 61. Los hombres de Benítez administraron su cómoda ventaja sin mayores dificultades, mientras que los «rojillos» lo intentaron todo, pero sin éxito, en los minutos finales donde le protagonismo lo tuvo el «Turu» Flores, que con un par de acciones electrizantes dejó muy buen sabor de boca entre los aficionados insulares.