El Real Madrid afronta la tercera jornada de la primera fase de la
Liga de Campeones, con dos claros objetivos: conseguir su primera
victoria en tierras griegas y dejar, prácticamente, sentenciado su
pase a la siguiente ronda, para centrarse en la Liga. El entrenador
madridista, Vicente del Bosque, sorprendió a todos al no convocar a
Fernando Hierro para el partido, al «jefe de la defensa» como el
propio técnico no ha dudado en calificar. La debilidad del ataque
del AEK y la buena marcha del equipo en Europa le han permitido
esta licencia.
Del Bosque no se permitirá ninguna otra venia y alineará el once
tipo que viene actuando desde que comenzó la temporada, con Iván
Helguera en el puesto de central, una vez que se ha recuperado del
golpe en el coxis que sufrió contra el Genk. Los jugadores no
quieren confianzas y aunque se sienten superiores al AEK, también
han sufrido en sus propias carnes, en varias ocasiones, la
fortaleza del fútbol griego cuando juega en casa. Además, todos
quieren olvidarse prácticamente de esta primera fase y saben que si
consiguen la victoria la clasificación estaría casi asegurada y el
entrenador podría ir dando sucesivos descansos y la Liga sería la
competición a tener en cuenta durante algún tiempo.
El AEK, pese a tener muchos problemas extradeportivos -su
presidente está a punto de ingresar en prisión y hay problemas
económicos-, está en plena forma: va primero en su campeonato y
está invicto en Champions. Por su parte el Valencia recibe
miércoles en Mestalla la visita del Basilea con el objetivo de
sumar su tercer triunfo y dejar prácticamente asegurado su pase a
la siguiente fase. El Basilea, que partía como la «cenicienta» del
grupo, se ha convertido en el equipo revelación tras su empate en
Anfield Road ante el Liverpool, por lo que en estos momentos es el
principal rival de los valencianistas, que en caso de victoria
distanciarían a cinco puntos a los suizos.
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