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El nuevo tropiezo del Drac Inca en La Casilla no descubre nada nuevo sobre las carencias del equipo de Samaniego. Una vez más, el final de partido acabó por desinflar a un conjunto al que le pasó nuevamente factura el devenir de los minutos. Las victorias de León y Los Lobos dejan más solo que nunca al bloque mallorquín, que el domingo afronta una final a vida o muerte ante un Gijón que llega tras tomar aire a costa del Complutense (77-76).

Pero la imagen del partido tuvo a un claro protagonista. Leo Gutiérrez explotó e hizo que se tambalearan los cimientos del vestuario. Samaniego recriminó a su jugador una jugada defensiva y el enfado del ala-pívot acabó con Leo en el banquillo. Ahí no acabó la cosa. Rocky Walls, cuyas horas en Inca parecen contadas, ocupó su lugar hasta que fue eliminado por cometer cinco faltas. Ante las urgencias que arrastraba el equipo, Gutiérrez volvió a la cancha para ofrecer lo que no se espera de él. Tal vez irritado, Leo se mostró desmotivado, queriendo hacer público su descontento con el técnico, al que se le agotan los argumentos.