Leo Gutiérrez y Javier Bulfoni, ala-pívot y escolta para más
señas, han cruzado el Atlántico de la mano del conjunto de Es
Raiguer con la maleta llena de ilusiones, e incluso tesoros, como
la plata mundialista del primero. «Es una decisión que todos
esperamos, pero siempre hay un momento adecuado para hacerla
efectiva. Drac Inca se fijó en mí antes del Mundial y eso dice
mucho. No quiero defraudarles, pues tanto el club como la gente de
la ciudad tiene muchas esperanzas depositadas en mí», comenta
Gutiérrez.
Las diferencias entre los estilos de juego a ambos lados del
océano saltan a la vista para Bulfoni, un rookie de lujo en su
país. «Aqui se juega con menos velocidad, menos explosividad. Los
marcadores son bastante menos elevados, es un baloncesto de control
en el que la victoria es lo que vale por encima de todo, del juego
y el número de puntos», explica el italoargentino. De la LEB,
Andrés Nocioni dio referencias a Leo a lo largo de la interminable
cita de Indianápolis, en la que el jugador no oculta que
«Yugoslavia nos levantó el título».
Para ambos, se trata de una competición de un nivel elevado,
«comparable a algunas de las mejores ligas de América. Los equipos
cuentan con jugadores experimentados y con buena escuela. La
igualdad es importante, pero era una cosa que esperábamos. Hacerse
un hueco, no sólo en el equipo, sino para entrar en los playoff
llevará mucho esfuerzo», apunta Leo Gutiérrez, el jugador
franquicia del Drac Inca.
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