Con los dos goles del inglés Steve McManaman en el primer
periodo, el Real Madrid, sin deslumbrar, parecía tenerlo todo en su
mano. El equipo blanco había mejorado algo el pobre rendimiento
mostrado el sábado anterior en El Sardinero y la situación era
propicia para cerrar otro encuentro con el triunfo 200 en Europa,
el billete de la segunda fase y una nueva goleada. Sin embargo, los
jugadores de Del Bosque, como en otros muchos partidos, cayeron en
un exceso de confianza que acabó propiciando la remontada del
AEK.
Ni siquiera la brillante actuación del portero Iker Casillas
pudo evitar la sorprendente igualada de un equipo heleno que casi
no se lo creía. Dos errores graves en defensa significaron el 2-2 y
la aparición de algunos silbidos del público hacia su equipo y a
Ronaldo, que reaparecía en la Liga de Campeones. Un gol
injustamente anulado al astro brasileño (hubiera significado el
3-0) y dos posibles penaltis no son excusas suficientes.
«Nos descuidamos al final», reconoció el argentino Santiago
Solari, mientras que Albert Celades aseguró: «Hay que ser
realistas, ni somos tan súper equipo como decían hace dos semanas,
ni tan malos como se nos quiera poner ahora. Hemos tenidos dos
resultados adversos y ya está». Con las cifras en la mano la
situación no es preocupante. «Nuestra situación es buena: Estamos a
tres puntos en Liga y lideres en la Champions», aseveró el
centrocampista argentino Esteban Cambiasso, quien ya conoce este
tipo de crisis de su etapa en la Liga de su país.
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