No hay más margen de maniobra. El encuentro de la máxima ante
Coinga Menorca Bàsquet es el punto de inflexión en la trayectoria
de un Drac Inca que precisa de una victoria balsámica para
reconducir una situación tremendamente complicada. El derby balear
es siempre un partido especial y con un doble significado en el
marcador, aunque los guaritmos que refleje el luminoso del Palau
pueden determinar el futuro del inquilino del banquillo mallorquín.
Las horas de José Àngel Samaniego están contadas si el Drac Inca
no obtiene un triunfo ante el eterno rival. El crédito del
donostiarra se mantiene tras el nada sorprendete tropezón en
Ourense, pero el límite está fijado en el Palau y con Menorca como
testigo de excepción. Acumular una octava derrota supondría
alcanzar un punto máximo de decadencia que forzaría un movimiento
brusco desde los despachos.
Parece que los primeros candidatos empiezan a hacer acto de
presencia en la agenda inquense, aunque los mejor posicionados
parecen ser Pep Clarós y Àngel González Jareño. Dentro de las
quinielas también ocupa un lugar preeminente Quim Costa, pero la
experiencia de los dos primeros se antoja desequilibrante a la hora
de deshojar la margarita y apostar por un técnico.
Clarós es conocido en la LEB por su paso por Ulla Oil Rosalía de
Castro, mientras que Jareño es un hombre poco acostumbrado a la
primera línea de fuego. Su hoja de servicios está estrechamente
ligada al Real Madrid, club en el que ha entrenado desde sus
categorías base hasta ocupar el cargo de ayudante con Ignacio
Pinedo, George Karl, Zeljko Obradovic y Sergio Scariolo, preparador
con el que agotó su ciclo en la entidad blanca el pasado mes de
junio.
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