El trazado es similar al de las últimas ediciones, con etapas
cortas -ninguna llega a los 200 kilómetros-, en la que se mantiene
la montaña con cinco finales en alto y se aumenta también el número
de kilómetros cronometrados con dos individuales que totalizan 93,
una crono por equipos de 30 y una cronoescalada de 12 el penúltimo
día de carrera.
Un recorrido hecho para auténticos campeones y bastante
equilibrado. La montaña está concentrada en los Pirineos, con las
llegadas a las estaciones de Cauterets (Francia), Pla de Beret
(Valle de Aran) y Envalira (Andorra) en las jornadas siete, ocho y
novena. Los otros finales en alto están en la parte final de la
carrera, con la llegada al puerto jienense de La Pantera (15ª
etapa) y a la estación granadina de Sierra Nevada -techo de la
Vuelta con 2.510 metros de altitud en la decimosexta jornada-.
El menú para los escaladores se cierra el penúltimo día con la
cronoescalada al alto de Abantos, de doce kilómetros. Una etapa que
debe dejar la carrera vista para sentencia, pues, al contrario que
en los últimos años, la jornada final será en línea, con salida y
llegada en Madrid con tan sólo 130 kilómetros, la más corta de las
etapas en línea en la presente edición.
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