El fútbol vuelve a Son Moix y lo hace en una semana marcada por el
fichaje de Àngel, el embargo de medio club, los juicios civiles y
el divorcio que parece existir entre la propiedad y la cúpula de la
institución. De todo se ha venido hablando estos días menos de lo
que realmente es importante, del partido ante el Barcelona. La Liga
entera mira hoy al estadio del Mallorca y es que este nuevo clásico
entre rojillos y azulgranas emerge en plena crisis institucional
por parte del Barça.
Con dimisiones cada 48 horas, el Camp Nou se asemeja más estos
días a la casa de Gran Hermano que a un club de fútbol. Primero se
nomina al vicepresidente de turno y después se va. Así ha
transcurrido la semana en Can Barça donde tampoco el partido de hoy
ha sido el gran motivo de debate por parte de la afición y la
prensa catalana. Con Gaspart cuestionado hasta límites
insospechados, el Real Mallorca intentará pescar en el revuelto río
azulgrana. La presión es para el rival pero en el vestuario del
Mallorca nadie esquiva la responsabilidad de volver a dibujar una
línea ascendente en el campeonato regular.
Gregorio Manzano no cambiará muchas cosas aunque el de Jaén
vuelve a contar con todo un referente en el ataque ya que regresa
Walter Gerardo «Rifle» Pandiani. El delantero, que no jugó en
Anoeta al estar sancionado, será la principal novedad de un
Mallorca al que no le faltan argumentos para estar motivado.
Ganar supondría no descolgarse de la zona alta, además se
despediría el año ante la afición con una victoria y por si todo
esto fuera poco, España entera y media europa tendrán el punto de
mira dirigido al estadio mallorquinista. Los puntos en juego y,
sobre todo, la posibilidad de que la situación se desmadre por
completo en el club azulgrana si el Mallorca gana, motiva que la
atención se concentre este sábado noche en el estadio del Real
Mallorca.
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