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Las aguas de Mallorca son un lujo y una forma de vida que a un selecto grupo de deportistas les ha llevado al olimpo. La pesca submarina es una especialidad que cuenta en nuestra isla con un elevado número de practicantes y federados. Entre ellos, los nombres de Pep Amengual y Pedro José Carbonell brillan con luz propia, siendo dos figuras respetadas en todos los rincones de un planeta en cuyas profundidades han sentado cátedra.

La saga que ambos personifican es, al mismo tiempo, un referente dentro del extenso panorama deportivo mallorquín y nacional. Amengual logró en aguas de Muro en el año 1985 una gesta que parecía complicada de igualar. Tres títulos mundiales individuales de pesca submarina y los mismos entorchados por equipos servían para rubricar una hoja de servicios intachable, en la que dos pódiums mundialistas, dos victorias en el Europeo e incontables momentos de gloria en el Campeonato de España sirven para hacer memoria sobre una figura sin parangón.

Pero, por esas cosas de la vida, el que fue el discípulo más disciplinado y fiel de Amengual, su sobrino y ahijado Pedro José Carbonell, se convirtió en su sucesor a base de superación y una clase que le convierten en la más firme baza del equipo nacional y en un pescador con un futuro que promete más alegrías, lo que sería síntoma de que la fita alcanzada, con 33 años en Arraial do Cabo, no es más que un paso dentro de una singladura marcada por el éxito.

En las bravas aguas brasileñas, y tras un arduo mes de preparación y aclimatación, Carbonell logró pescar la pieza más importante del Mundial y mantuvo su cetro. Gijón y Tahití fueron los otros dos puntos de encuentro con la gloria, sin dejar de lado Ilo (Perú), donde junto a Pep Amengual, Joan Ballester y Albert March formó un bloque intratable. March, con Tomeu Salas y Pau Bardisa, acompañó a Carbonell en Arraial do Cabo a lo más alto del podio por escuadras, en lo que es su cuarta victoria.

La próxima edición tendrá Chile como escenario. Las aguas del Pacífico no son desconocidas para Carbonell, que junto a sus títulos de campeón de Europa -individual y por equipos-, de España y Euro-Àfrica, puede ver brillar en sus vitrinas un cuarto Mundial individual que serviría para abrir una brecha que, ahora sí, se antoja del todo insalvable y puede hacer trizas todos los registros hasta ahora fijados si en el 2006 mantiene una línea que, hasta el momento, se mantiene aliada con la victoria.