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Llorenç Serra Ferrer volvió a concentrar todas las miradas que hacia el banquillo local de Son Moix se dirigían en el estreno de la selección de Balears. Pasaron 614 días desde su última aparición en el vestuario del Barcelona y en la noche del sábado, muchos aficionados vieron como una imagen anhelada desde hace bastantes años se convertía en imagen de portada. El flamante seleccionador balear no podía debutar con triunfo, pero evaluaba positivamente un estreno que abre nuevas vías. La revancha a Malta está presente, e incluso Andorra planea en el horizonte. De momento, el éxito de esta asignatura pendiente y su repercusión social son los dos mayores logros.

-¿Qué impresión se lleva tras ser uno de los artífices de un sueño hecho realidad?

-Este acontecimiento tiene una lectura social tremendamente positiva. Deportivamente, si tenemos en cuenta el resultado, no es lo esperado, aunque nuestra meta era otra, mucho más allá que intentar conseguir una victoria frente a un rival que siempre dio la cara y que cuenta con una importante experiencia a nivel internacional.

-¿Hasta qué punto cambió tanto el equipo en la segunda mitad?

-Durante los segundos cuarenta y cinco minutos no bajamos la guardia, pero con los cambios perdimos algo de consistencia. Pero la voluntad y las ganas de agradar y salir adelante siempre estuvieron presentes por parte de todos los jugadores y miembros del cuerpo técnico. Está claro que en la primera mitad el equipo estuvo mejor, pero no podemos pedirles más que lo que ofrecieron, pues tan sólo tuvieron la oportunidad de entrenar juntos en una oportunidad.

-¿Se esperaba una respuesta tan espectacular por parte de la afición?

-El público tuvo un comportamiento extraordinario. Reunir a más de diez mil personas dice mucho y es un buen síntoma cara al futuro. Es la primera piedra y ver que Son Moix registró una buena entrada supone un motivo más para seguir adelante. De esta manera, y viendo que los seguidores acogen con buenos ojos a la selección balear, esta iniciativa tendrá continuidad. Lo importante era dar el primer paso y eso ya se ha logrado. Es mérito de todos y no debemos permitir que todo este trabajo se pierda por un camino bastante complicado.

-¿Cómo sentó en el seno del vestuario el cero a dos frente a Malta?

-Los jugadores estaban un poco decepcionados por el marcador. Es normal y les entiendo pues lo dieron todo para no decepcionar, y no lo hicieron. Pero en el fondo estaban muy satisfechos por haber contribuído a un logro que más de uno ansiaba, o al menos deseaba que se convirtiera en realidad desde hace bastante tiempo.

-¿Piensa ya en una segunda oportunidad?
-Está claro que a todos nos gustaría disponer de una nueva oportunidad para resarcirnos. Al mismo tiempo, si se quiere que el proyecto de la selección balear de fútbol adquiera la solidez necesaria, no se debe dejar de lado y se debe dar vida y constancia a todo lo que la rodea. Eso sí, de momento no podemos pretender que funcione a un nivel competitivo exigente.

-¿Le tienta la idea de volver a ocupar banquillo de Balears?

-No puedo negar que me gustaría volver a dirigir a este equipo. Si mi aportación y mi experiencia pueden servir de algo, las pondré a disposición del fútbol del archipiélago. Entre todos y haciendo fuerza podemos hacer que esto que hace poco parecía una utopía sea una realidad que poco a poco adquiera forma y se haga un hueco en el calendario deportivo de Balears.