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La situación de Miquel Soler no es nada fácil, más teniendo en cuenta que el lateral catalán cuenta en su haber con veinte temporadas en la máxima categoría. Gregorio Manzano le ha condenado a un ostracismo hasta ayer casi sin explicación directa para el jugador, que debió limitarse a los medios de comunicación para conocer su verdadero papel en el equipo mallorquinista.

La larga charla mantenida a la conclusión del entrenamiento de ayer entre Soler y Manzano sirvió para clarificar dudas, «pues era la primera vez que hablábamos este año. Siempre se la había preguntado sobre mi persona con insistencia. Me ha dejado ver que si observo declaraciones suyas con un atisbo de enfado, entienda que no tiene nada contra mí, sino que son fruto de esa insistencia referida», refirió el catalán.

La veteranía de Soler le permite percibir que Poli es el llamado a ocupar un carril del que se adueñó durante el último lustro. Ahora, su función dentro del equipo pasa a ser de apoyo, esperando una oportunidad. «La situación seguirá igual. Después de seis meses, mi papel en la plantilla es el de un jugador que espera una ocasión para ver si es útil para el equipo. Yo siempre me dí por enterado de su parecer por la prensa, pero si esa es su elección y Poli lo hace mejor, es respetable», añadió un Miquel Soler que reprochó a Gregorio Manzano la tardanza a la hora de darle una explicación.

Los minutos ante el Valladolid y el hecho de formar en el once por primera vez en el presente curso son un bálsamo para Miquel Soler, que logró «recuperar sensaciones de futbolista, pues era mi primer partido como titular, en Son Moix y ante nuestra afición. Al jugar pocos minutos, oportunidades como estas aportan pensamientos bastante positivos que reafirman a uno personalmente y profesionalmente».