DRAC INCA
(25+20+18+20): Alberto Alzamora (8), Paris Bryant (12), Javier Bulfoni (16), Leo Gutiérrez (18), Rocky Walls (7), -cinco inicial- Sergio Rodríguez (6), Miki López (6), Fernando Palacín (8), Toni Carrasco (0) y Txomín López (2).
21 de 43 en tiros de dos puntos, 9 de 21 en triples y 14 de 20 en tiros libres. 36 rebotes (23 defensivos y 13 ofensivos). 23 faltas personales.
CIUDAD DE HUELVA (14+12+19+22): Joey Vickery (6), José Antonio Rojas (6), Óscar Rodríguez (10), Benito Doblado (14), Kelby Stuckey (16), -cinco inicial- Javier Montaner (6), David Fernández (5), Àlex Burgos (10) y Antonio Gómez (0).
15 de 30 en tiros de dos puntos, 7 de 21 en triples y 16 de 24 en tiros libres. 25 rebotes (19 defensivos y 6 ofensivos). 19 faltas personales.
Àrbitros: Pérez Niz y Rodríguez. Eliminaron por cinco faltas personales a Rocky Walls (minuto 36).
Incidencias: Unos 1.500 espectadores en el Palau d'Esports. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Antoni Marí Roig, padre del delegado del comité de árbitros en las Pitiusas, y de Joaquín Montero, padre del directivo del Bàsquet Inca, Àngel Montero.
Fernando Fernández
El Drac Inca endosó un golpe letal a un rival directo y mantiene viva una ilusión que debe concretarse el próximo fin de semana frente al Ulla Oil. El conjunto de Xavi Sastre provocó el sonrojo en las filas de un Ciudad de Huelva que pierde ebasket average directo respecto a los mallorquines, ofrece lo peor de su repertorio y sigue inédito lejos de su cancha.
Los inquenses marcaron su terreno desde el salto inicial, y dos canastas de Bulfoni y Gutiérrez metieron el miedo en el cuerpo de Antonio Bioque y los suyos.
Era el preludio de un desastre que queda patente en los casi cuatro minutos que tardó el cuadro onubense en lograr su primera canasta en juego.
El Drac Inca se empleó a fondo para maniatar a un rival ante el que había mucho más que una simple victoria en juego. La férrea defensa planteada por Xavi Sastre y plasmada sobre la pista por los jugadores desquició a los jugadores interiores del Ciudad de Huelva. Kelby Stuckey estuvo muy por debajo de lo esperado y no estuvo secundado por sus compañeros.
Dos triples consecutivos de Leo Gutiérrez y Javier Bulfoni empezaron a hacer más dolorosa la herida, poniendo a los mallorquines al frente del partido con un 23-12 que decía muy poco a favor del cinco de Antonio Bioque.
Drac Inca empezaba a cimentar su victoria en un segundo cuarto en el que el Huelva empezó a ser consciente de que se le iba el partido. Walls se mostró igual de firme que siempre en el rebote y los errores empezaron a adueñarse del repertorio andaluz. El triple pasaba por ser el único recurso para evitar lo inevitable. Pero la estrategia no fue la adecuada y así lo recordó Sergio Rodríguez, que ahondaba en la herida de un Ciudad de Huelva al borde del coma (45-26). La capacidad de respuesta del rival de turno planteaba serias dudas a la par que quedaba un poco más clara la evolución como local de un Drac Inca que en sus últimas apariciones por el Palau se ha mostrado intratable.
El peor momento
El temido tercer cuarto volvió a provocar la incertidumbre, esta vez medida, en la grada. Leo Gutiérrez se recreaba desde el perímetro, pero en ese momento empezaba la crisis inquense. Un parcial de 0-8 devolvía la vida al Ciudad de Huelva y Xavi Sastre se veía obligado a pedir un tiempo muerto para poner orden sobre la pista.
Doblado quiso ser el héroe de su equipo, hasta que Alzamora hizo acto de presencia para taponar la hemorragia. Un espectacular mate de Leo Gutiérrez puso fin al tercer cuarto y a las ya por entonces escasas esperanzas de un Huelva condenado a la derrota.
Los últimos diez minutos sirvieron para que el Drac Inca se recreara, con Leo Gutiérrez como arma letal a la hora de encestar triples que hacían inviable el único objetivo del rival. Recortar diferencias y mantener la ventaja de enfrentamientos directos a su favor era utópico para Ciudad de Huelva.
Con Walls eliminado, Xavi Sastre supo mantener la concentración del grupo y Bryant asumió el mando para impedir que los onubenses consiguieran un objetivo cuanto menos complicado. El 83-67 final hace justicia a todas luces y permite albergar serias esperanzas en la cita frente al Ulla Oil, donde la rehabilitación puede convertirse en una realidad plenamente tangible. Ganar vuelve a ser la única orden lanzada desde el banquillo.
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