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A pesar de que ya se conocía que Vicente Del Bosque había dejado en Madrid a casi todas sus estrellas, más de un centenar de aficionados se reunieron en el aeropuerto de Son Sant Joan para presenciar la llegada a Palma de la expedición blanca.

La experiencia de la llegada del Real Madrid al aeropuerto en la competición liguera, provocó que se mejoraran las medidas de seguridad para proteger a los futbolistas. Guardia Civil y Policía Nacional acordonaron la zona por la que debían pasar los jugadores y el desfile apenas duró unos segundos.

En el Real Madrid continúa imperando el orden jerárquico y la ausencia en la convocatoria de Fernando Hierro provocó que Raúl González se colocara los galones de capitán. Salió el primero y el resto del equipo desfiló después de él. Desde el momento que Raúl cruzó la puerta que conectaba con la sala en la que se encontraban los aficionados se desató la euforia. Los aficionados madridistas comenzaron a gritar su nombre y a pedir que se acercara a ellos para firmarles un autógrafo.

La salida de la otra megaestrella, Zinedine Zidane, aumentó los decibelios. El centrocampista francés se convirtió en el principal foco de atención y agradeció con una sonrisa las muestras de cariño. Entre la presencia de los suplentes y jugadores del filial tampoco se le escapó a los seguidores blancos la figura de Santiago Solari. Tras la rotura de las negociaciones con el Inter de Milán, el jugador argentino regresa a una convocatoria con el Real Madrid y los madridistas agolpados en Son Sant Joan le agradecieron que siempre se mostrara reacio a abandonar el equipo.

El cordón de seguridad funcionó y los futbolistas apenas tardaron unos minutos en subir al autobús que les aguardaba para conducirlos al hotel. De todos modos hubo cerca de una decena de seguidores que lograron acceder a los futbolistas y que no dudaron en solicitar autógrafos. El que se mostró más accesible fue Iván Helguera, que se hizo fotografías y firmó en camisetas y cuadernos.