Las extremas condiciones meteorológicas -lluvia, viento, niebla...-
que soportaron los profesionales de la bicicleta hicieron que el
espectáculo del pedal alcanzara un punto álgido con la llegada de
las primeras rampas serias de la Challenge. Allan Davis
(ONCE-Eroski) fue el gran beneficiado de una jornada en la que
quedó claro que Erik Zabel (Telekom) va a por todas y que Vicenç
Reynés se ha propuesto perpetuarse en el podio. El australiano,
pupilo de Manolo Saiz, se impuso en la línea de meta del Port
d'Alcúdia en una jornada dantesca, de las que hace afición. El
puntómetro lo convirtió en líder de una Challenge que parece que se
resolverá al sprint, aunque Paco Cabello (Kelme-Costa Blanca), no
está dispuesto a renunciar a nada.
Camino del Puig Major, la lluvia hizo que la carrera se complicara.
La niebla, la lluvia y el viento se aliaron en contra de los
ciclistas y la prueba se rompió. David Muñoz (Kelme-Costa Blanca)
encabezó un grupo de cabeza que resistía ante el acoso de un
pelotón que tan sólo distaba a 30 segundos. El descenso a tumba
abierta de los que luchaban por la etapa y la general hizo un poco
más emocionante si cabe una jornada para recordar.
De los 181 corredores que tomaron la salida, sólo un reducido
grupo logró finalizar el desafío que las carreteras de Mallorca
plantearon al pelotón. La nómina de candidatos a la general se
acota a un subsector de la serpiente multicolor.
Los 169,5 kilómetros más selectivos de la presente entrega de la
Challenge cribaron al gran grupo y se iniciaron con un control
total por parte del Kelme-Costa Blanca y el Milaneza MSS. Sólo Toni
Tauler y Joan Horrach faltaron a la cita, pero en los kilómetros
iniciales David Muntaner dio la cara, aunque los que no fallaron
fueron Toni Colom (Relax-Fuenlabrada) y Vicenç Reynés (La
Pecol).
En Sóller, el divorcio entre las fracciones del pelotón era
evidente. Koldo Gil (ONCE-Eroski) fue el protagonista en la
cúspide, aunque el grupo bueno amenazaba a menos de un minuto.
En el descenso, dos nombres propios se dispusieron a dar un
golpe de efecto. Erik Zabel destapaba sus intenciones y Óscar
Pereiro (Phonak) se unía en vistas a entrar en la historia de la
ronda insular. En ese momento, los demarrajes empezaron a estar al
orden del día. Rafa Casero (Paternina-Costa de Almería) lideraba
una nueva ofensiva que llegó a alcanzar un minuto de renta, un
espejismo que los kilómetros difuminaron.
La última tachuela sirvió para corroborar que Reynés estaba
pletórico y Zabel no quería dejar escapar la oportunidad. Cabello
hacía trabajar a destajo a un Kelme-Costa Blanca que se echó el
pelotón a las espaldas, poniendo fin a todo tipo de aventura, pese
a que el alemán no dio tregua ni en el avituallamiento.
En Pollença, la normalidad llegó a la etapa y se realizó la
selección definitiva. Lanzado el sprint, Allan Davis fue el más
listo y se estrenó en España, dando la segunda victoria del curso
2003 al ONCE-Eroski y coronándose como el más regular.
Un cansado Vicenç Reynés volvía a justificar que el equipo LA
Pecol no se ha equivocado. El oceánico firmó un registro de 4:28:15
y dio tiempo a los supervivientes de una jornada épica.
Una Challenge completamente abierta parece que va a caer en
manos de un sprinter, por lo que parece que la montaña no es
obstáculo para subir a lo más alto del cajón. Zabel quiere ganar en
Mallorca y puede acabar de lanzar a la prueba mallorquina, aunque
para ello deberá derrotar de forma definitiva a Paco Cabello y el
resto de candidatos -Davis, Reynés, Valverde...- que optan a ser el
primer ganador de la temporada. Todo hace pensar que la última
jornada volverá a marcar el devenir de una prueba cuyo interés
crece kilómetro a kilómetro y a medida que la meta de Palmanova se
acerca.
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