La felicidad que reflejaba el rostro de Alejandro Valverde es la
típica de aquél que logra aquello por lo que ha luchado durante
muchos años. Tras 17 triunfos como aficionado, entre ellos el
Campeonato de España, el mejor amateur nacional del 2001 lograba la
general de la Challenge imponiéndose a una nómina de rivales de
primer nivel. El pupilo de Vicente Belda en las filas del
Kelme-Costa Blanca destacó que «la carrera fue muy rápida todos los
días, se ha rodado muy fuerte y el clima ha endurecido un poco más
la competición. Al final, gracias en especial al trabajo del
equipo, he logrado ganar».
Para Valverde, ganar la general de la Challenge supone «un éxito
muy importante. Me encontraba muy bien, pero no esperaba ganar la
Challenge. Tengo que dar las gracias a mi compañero Francisco
Cabello, pues mucha culpa de mi triunfo es suya, por su trabajo y
su experiencia».
La gran actuación del Kelme-Costa Blanca en el cómputo global de
la ronda mallorquina es algo que no pasa inadvertido para el
flamante ganador de la general. «Estuvimos a un gran nivel. Las dos
victorias de Isaac Gálvez y el coraje de todos han aportado en su
justa medida el punto necesario para rubricar una excelente
carrera», comentó el ciclista, que dedicó este éxito «a Manolo
Sanroma y a toda su familia, pero tampoco quiero olvidarme de la
mía y de mi novia», añadió orgulloso el corredor del Kelme-Costa
Blanca.
A medida que las etapas iban avanzando, Valverde iba haciéndose
un hueco dentro de los pronósticos, pero con el desenlace de la
Challenge a escasos kilómetros y por el devenir de la carrera,
empezó a creer en sus opciones. «A falta de 45 kilómetros, cuando
faltaban dos puertos, Cabello tensó la carrera y salí detrás de él.
Zabel y Davis se quedaron y entonces puede entender que se me
presentaba una buena oportunidad que, por fortuna, pude
aprovechar», concluyó el nuevo inquilino del libro de honor de la
Challenge.
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