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José Antonio Pascual|MADRID
El proyecto iniciado por Iñaki Sáez el pasado agosto dio un giro de tuerca con la victoria ante Alemania (3-1) en Son Moix, y lo hizo con un líder indiscutible, su capitán, Raúl González.

El primer amistoso de renombre sirvió a la selección nacional para reivindicarse. Hacía casi 17 años que no ganaba a los germanos, actuales subcampeones del mundo, y lo hizo en una noche para el recuerdo de Raúl, que se convirtió en el máximo artillero de la selección, con 31 tantos, tras hacer su tercer 'doblete' con España. El «7» dejó atrás a su amigo y compañero Fernando Hierro, a quien le dedicó el éxito, con una diana impresionante en su elaboración y ejecución, y además lo hizo ante el mejor jugador del pasado Mundial y el mejor portero del mundo, Oliver Kahn.

El meta germano abandonó el campo y Son Moix más que enfadado. Ni siquiera quiso cambiar la camiseta con Iker Casillas. Raúl y sus compañeros desvelaron que esta remozada Alemania atraviesa por momentos delicados, aunque cuando llega el momento de la verdad es cuando los centroeuropeos sacan a relucir su carácter indomable. Sáez y sus pupilos salieron más que satisfechos. Se hace raro ver salir a los jugadores alemanes cabizbajos, compungidos y tristes y ver a sus rivales, en este caso los españoles, rutilantes de felicidad.

¿Qué hubiera pasado en Seúl en las semifinales del Mundial? Es lo que muchos se preguntaban echando la mirada ocho meses atrás. Nadie lo sabrá. Lo que sí que parece claro es que en este momento la renovación iniciada por Sáez está dando mejores frutos que la de Rudi Voeller, quien echó en falta a hombres como Michael Ballack. Pero nadie en la selección echa las campanas al vuelo. En Palma se cumplió un objetivo importante en cuanto a historia y resultado, pero no fue sino una prueba para la cita realmente trascendente, del próximo 29 de marzo, en Kiev, donde Ucrania se presenta como un rival a tener muy en cuenta y duro en la lucha por estar en la próxima Eurocopa de Portugal 2004.