Desde el primer certamen impulsado por la ACB, en Zaragoza 84,
el título sólo ha terminado en manos del equipo local en dos
ocasiones. Una de ellas, precisamente, en esa edición zaragozana
del estreno, dominada por el CAI. La otra, en el año 2000,
rubricada con el triunfo del Tau Vitoria frente a su fiel afición.
La maldición de los anfitriones ha crecido en paralelo a otro
curioso fenómeno que se ha materializado a costa de los sucesivos
campeones, incapaces de encadenar dos títulos seguidos. Salvo el
Barcelona, vencedor en Tenerife 87 y Valladolid 88, y el Real
Madrid, coronado sucesivamente en el 85 y el 86, ningún otro equipo
ha podido repetir éxito dos temporadas seguidas en una competición
que cada vez aporta mayores sorpresas.
Agarrada a esos dos grandes axiomas, la Copa del Rey ha
encumbrado a nueve campeones diferentes bajo la tutela de la ACB:
Barcelona -cinco títulos-, Real Madrid -cuatro-, Zaragoza -dos-,
Estudiantes -dos-, TDK Manresa -uno-, Joventut -uno-, Pamesa -uno-
y Tau Vitoria -tres-. Pues bien, la cita de esta temporada en el
Pabellón de la Fuente de San Luis, un excelente recinto con
capacidad para 9.000 espectadores, ha dado la espalda a esas leyes
no escritas que la Copa ha construido a lo largo de dos décadas por
obra y gracia del Pamesa Valencia.
El equipo de Paco Olmos, un técnico debutante en la competición
profesional, ha demostrado tanta solvencia que pocos dudan de su
condición de favorito, mejor dicho, de gran favorito, para
revalidar el único título que, por ahora, ha ganado dentro de la
elite, hace ya seis años, en Valladolid 98. Su baloncesto ha
convencido a todos, incluidos los técnicos de sus rivales. Una
encuesta de la ACB entre los entrenadores de los diez equipos que
no participan en el torneo, a quienes se ha sumado el seleccionador
nacional, Moncho López, confirma el dato: ocho de los once
encuestados señalan al Pamesa como campeón.
El pronóstico adquiere la dimensión que merece al repasar la
nómina de candidatos: Barcelona, Real Madrid, Estudiantes, Tau
Vitoria, Unicaja, Joventut y Auna Canarias. Entre otras cosas
porque entre ellos figura la plantilla que mayor respeto infunde en
el baloncesto continental, la barcelonista, llamada a la conquista
de la Euroliga en la Final a Cuatro del Palau Sant Jordi de la mano
del yugoslavo Dejan Bodiroga, el lituano Sarunas Jasikevicius, el
técnico campeón del mundo, Svetislav Pesic, y su extensa nómina de
estrellas.
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