ADECCO ESTUDIANTES: (20+15+15+24): Brewer (19), Loncar (12), Jiménez (8), Reyes (20), Keefe (2) -cinco inicial-, Azofra (4), Jasen (-), Iturbe (7), Gabriel (2) y Misó (-).
TAU VITORIA: (14+19+25+23): Bennett (7), Foirest (24), Nocioni (19), Gadou (2), Scola (6) -cinco inicial-, Palladino (8), Sims (4), Calderón (9) y Vidal (2).
Àrbitros: Betancor, Arteaga y Pérez Pérez. Excluyeron por personales a Scola (m.38), Azofra (m.40) y Brewer (m.40).
Jorge Muñoa|VALENCIA
La muñeca de seda de Laurent Foirest decidió la segunda eliminatoria de la Copa 2003 a favor del Tau Vitoria, que gracias al internacional galo desbancó al Estudiantes menos seguro de si mismo que se ha podido ver esta temporada. Dos acciones individuales de Foirest nada más empezar dieron un aspecto a la eliminatoria que nada tenía que ver con la realidad. Un dos más uno y un triple con su firma amagaron con romper el partido mientras los madrileños aún se acomodaba sobre la pista. Puro espejismo, pero al cabo del tiempo, cuando más necesitado de soluciones estaba el Tau, el galo apareció y decidió.
El minuto y medio de locura inicial del Tau acabó en cuanto el cuadro colegial ajustó su defensa y abrió el ataque a las opciones de Felipe Reyes -impresionante en el primer cuarto- y el estadounidense Corey Brewer. El internacional español y el base atormentaron al cuadro de Dusko Ivanovic desde dentro y desde fuera. Reyes firmó diez puntos en ese tramo. Brewer siete. El Estudiantes, que casi llegó a doblar a su adversario en el marcador (20-11), transmitía muy buenas sensaciones, acrecentadas también por la evidente preocupación de un Tau al que se le notaba incómodo.
Pero la naturaleza del equipo vitoriano llama a la pelea y la insumisión. Ivanovic consiguió que sus hombres entendieran la necesidad de ponerse a defender para tener opciones de éxito al mismo tiempo que el Estudiantes bajaba vertiginosamente la intensidad en su retaguardia. La motivación extraordinaria que Andrés Nocioni, siempre aplicado, pero esta vez con algún aliciente más que sólo él -y probablemente su entrenador- sabía, levantó al Tau con la misma facilidad que antes había perdido el hilo del partido. Tres triples consecutivos del internacional argentino devolvieron el control del marcador a los suyos (22-23).
En ese instante se produjo otro cambio de orientación sobre la pista, aunque compartido por vascos y madrileños, que repentinamente extraviaron el espíritu para entregarse a un insulso intercambio de errores que continuó hasta el descanso (35-33). Los tres hombres que al comienzo parecían dispuestos a ser los protagonistas -Reyes, Brewer y Foirest- brillaban por su ausencia. El alero galo reapareció en la estadística por primera vez desde su racha inicial, pero la situación no había variado. Tau y Estudiantes morían en defensa para complicar cada tiro, cada cesta, cada punto, al máximo.
Los dos sufrían graves problemas para poner el balón en la red contraria. El tanteador se movía de tarde en tarde y, gracias a eso, el Tau podía mantener en el banco a Luis Scola, amenazado con la ducha por sus cuatro faltas. Entre tanto, la resurrección de Foirest alimentaba las esperanzas vascas de clasificación (50-58). El rearme vitoriano aturdió a los colegiales. La amenaza de la derrota les terminó de encoger el brazo mientras los chicos de Ivanovic mejoraban a pasos agigantados. Pero todavía faltaba mucho. Ocho puntos prácticamente seguidos de otro reaparecido, Brewer, reabrieron la lucha por las semifinales (68-60 m.35), al menos por unos instantes, los que Foirest necesitó para clavar el triple de la clasificación en el hoyo de las agujas madrileño (63-69 m.38). El acercamiento del final sólo puso efectismo, no efectividad.
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