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El seno del Atlètic parece haber reencontrado la tranquilidad de la que había carecido esta temporada. Tras un ruinoso inicio de curso abanderando un proyecto sembrado de dudas, el equipo dirigido por Nico López ha logrado reponerse hasta orientar sus miras hacia una posición más acorde con su entidad. Los blanquiazules sumaron el domingo en Es Garroveral de Génova su décima victoria en lo que va de campaña y tras alejar cualquier amenaza de descenso, comienza a recobrar su habitual ritmo respiratorio.

El Atlètic ocupa actualmente el octavo puesto en la tabla y ya ha superado a escuadras como Santanyí, Alaior o Binnissalem, que trazaron un comienzo digno de los puestos de liguilla. Su última derrota se remonta a la jornada dieciocho, cuando cedió en el campo del Constància (2-0) y desde entonces ha sumado diecisiete de los últimos veintiun puntos. Un cambio radical, que según el propio técnico se debe a diversas razones y que ha relanzado las expectativas del vigente campeón del grupo balear de Tercera.

Para Nico López buena parte de este reciente éxito se basa «en el valor de los jugadores, que no se han desanimado» y «en la confianza exhibida por el presidente, porque normalmente la cuerda se rompe siempre por el mismo sitio y en este caso no ha sido así» señala. El técnico advierte sin embargo, «que todavía queda mucho por hacer y que se debe mantener la humildad».

Para el entrenador mallorquín «ahora todo está más asentado en la plantilla, ya que en el arranque pagamos los numerosos cambios de jugadores y el vacío de poder que existía, aunque sigo pensando que ni antes eramos tan malos ni ahora somo tan buenos» subraya López.

A la hora de repasar los objetivos, el preparador destaca que el principal es «acabar entre los diez primeros, pero mi meta personal es finalizar entre el sexteto de cabeza sin desistir en el intento de llegar a la liguilla». Nico solo recuerda que tiene «una plantilla corta» y espera continuar ante el Santanyí el camino que ha iniciado.