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Isidoro Santos (Efe)|DORTMUND
El Real Madrid, vigente campeón de Europa, tiene ante sí un partido de alto riesgo deportivo contra el Borussia Dortmund, uno de esos compromisos en los que no hay un título en juego pero que marcan el futuro de un equipo en una competición de prestigio como la Liga de Campeones. En el Westfalenstadion, el Real Madrid se juega hoy martes casi todas sus opciones de vivir un final feliz en la presente edición del torneo en el que ha construido gran parte de su leyenda.

Si gana habrá avanzado un buen trecho en el camino que conduce a cuartos de final. Un empate, sin ser un resultado extraordinario, al menos le permitiría afrontar las dos últimas jornadas con un punto de ventaja sobre el equipo de Matthias Sammer. La derrota sería un golpe casi mortal para los hombres de Vicente del Bosque.

Un triunfo situaría al Borussia Dortmund con dos puntos más que el Real Madrid. El equipo blanco ya no dependería de sí mismo para alcanzar la siguiente ronda. Estaría obligado a ganar al Milán en el Bernabéu y al Lokomotiv en Moscú, y a esperar que le favorecieran otros resultados. Los campeones de Europa están en apuros y, además, el destino ha querido que diriman esta trascendente batalla en el territorio que les es más adverso. Alemania casi nunca ha sido sinónimo de éxito para el Real Madrid.

Ha disputado diecisiete partidos en este país en torneos continentales y sólo ha ganado uno (por 2-3 al Bayer Leverkusen en la Liga de Campeones 00-01), si bien es cierto que su única visita al Westfalestadion, en la temporada 97-98, cuando el Borussia era campeón de Europa, se saldó con un empate sin goles que llevó a los madridistas a la final en la que conquistaron su séptima corona europea ante el Juventus.