Federico Lussenhoff es obstaculizado por un jugador del Osasuna.

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0 OSASUNA: Sanzol; Cruchaga, Josetxo, Mateo, Antonio López; Puñal, Alfredo; Rivero (Morales, min.78), Iván Rosado (Brit, min.60), Moha (Manfredini, min.60); y Aloisi.
0 MALLORCA: Leo Franco; Cortés, Lussenhoff, Poli, Miquel Soler; Novo, Lozano, Marcos, Riera; Pandiani y Etoo (Carlos, min.74).
ARBITRO: Puentes Leira (C. Gallego). Amoinestó a Mateo (min.71) por parte del Osasuna y por parte del Mallorca Pandiani (min.13) Poli(min.52) y Riera (min.56).
ESTADIO: El Sadar. 16.000 espectadores.

MIQUEL ALZAMORA - PAMPLONA

El Mallorca encontró en El Sadar un punto más de oxígeno. Un punto más de crédito. El cuadro balear superó de forma notable el examen de Pamplona y sigue a flote. No es fácil manejarse en un escenario como el navarro, donde muchas veces jugar mejor que el Atlético Osasuna da pocos resultados. La escuadra de Manzano se aferró al pragmatismo y puso el ritmo en un partido repleto de trampas y en el que acabó saliendo ileso.

Fue un encuentro jugado por impulsos, pero falto totalmente de calidad y de creatividad. Sin embargo, el Mallorca llegó a El Sadar con las ideas muy claras, consciente de que jugar ante Osasuna es sinónimo de tener que afrontar un choque donde la destrucción de juego suele ser superior a la posibilidad de construir.

Ayer ocurrió eso, es decir, se destruyó mucho más de lo que se fue capaz de inventar.

La primera parte no ofreció excesivas sorpresas. Osasuna intentaba llegar de manera directa a las inmediaciones de la meta de Leo Franco, mientras que el Mallorca limitó parte de su juego a defender los intentos de llegada del cuadro navarro. El once de Javier Aguirre avisó antes del primer minuto. Una oportunidad abortada correctamente por Miquel Soler que en el segundo plano robó la pelota a Rivero cuando este se disponía a marcar.

El Mallorca limitaba sus acciones a desbaratar las llegadas, por momentos alocadas, del rival que en el minuto cinco volvió a hacer que Franco se empleara a fondo para desbaratar un disparo a bocajarro de Iván Rosado.

A punto de llegar a la media hora de partido el once balear protagonizó la primera aproximación ante la meta de Sanzol. Fue en un disparo lejano de Riera que detuvo sin problemas el guardameta osasunista.

El juego no era vistoso, aunque tal vez sí era práctico ya que el marcador de empate a cero no era malo. La acción polémica llegó al filo del minuto 28 cuando Etoo culminó una excelente jugada a la contra y fue empujado en las inmediaciones del punto de penalti. Ni Samuel protestó, ni Puentes Leira quiso saber nada de la jugada.

Al final, otro susto, y grande. Moha, en el 42 apuró una carrera por banda derecha, fusiló a Franco y el portero envió muy bien a córner. Leo había vuelto a ser decisivo en tres acciones puntuales y tanto él como Miquel Soler lideraron un equipo, huérfano de Ibagaza, y por lo tanto, despojado de gran parte de su capacidad creativa.

El partido llegó al intermedio sin goles y con un Mallorca que en según qué fases de partido tenía problemas para poder frenar el juego de un Osasuna que buscó más la portería de Franco, aunque ahí se encontró siempre con la presencia sublime del guardameta mallorquinista. La segunda mitad empezó con idéntico guión y la primera acción de peligro la protagonizó Osasuna. Un balón al segundo palo fue muy bien despejado por Albert Riera que, de manera providencial, sacó un balón de gol que disponía rematar Moha. El juego volvió a entrar en una fase de innumerables interrupciones y volver a poner en marcha el partido costaba mucho. La intermitencia en el juego, sin embargo, fue una gran aliada del Mallorca que veía pasar los minutos por delante, además de observar como Osasuna empezaba a poner la reserva. El encuentro estaba atascado, roto por la mitad y se había puesto de tal manera que nadie terminaba de ser un claro dominador. El fútbol no existía, la precipitación en ambos equipos estaba a la orden del día, pero el punto que sumaba el Mallorca se apetecía bueno. Los dos equipos empezaron a cambiar sus planes y apostaron por crear peligro en jugadas a balón parado. Corners, faltas e incluso saques de banda, cualquier cosa era buena para intentar inventar algo. No era el partido de ayer el mejor ejemplo de que aquí en España la Liga de fútbol se denomina la Liga de las Estrellas. Ayer sobre El Sadar no brillaba nada y antes de llegar al ecuador del segundo periodo, los dos equipos empezaron descaradamente a practicar el antifútbol.

Etoo intentó romper el partido a través de un robo de balón que posibilitó que se plantara con opciones dentro del área, pero la defensa le cerró el espacio y la jugada quedó en nada.

No había fútbol, pero el encuentro entraba en la fase más peligrosa de partido y donde un gol podía ser definitivo. Poco antes de los treinta minutos, Alfredo falló una de esas oportunidades soñadas desde que uno nace. Es decir, quedarse solo en la línea de gol sin portero ni defensas. Pero ahí sólo cabe saber empujar el balón y Alfredo no fue capaz de ello. El jugador navarro se alió con el Mallorca y perdonó un gol cantado por todo el estadio. La pelota se marchó fuera y Alfredo pasó a engrosar la nómina de jugadores abiertamente reñidos con la suerte. Al final el marcador no se movió y el Mallorca salvó un punto que, tal y como están las cosas, no es nada malo.

El capitán en el partido de ayer en el Real Mallorca fue Miquel «Nanu» Soler. El futbolista entra poco en los planes del once titular, pero cuando lo hace, cumple. El de ayer fue un día especial para él ya que, además de portar el brazalete de capitán, el defensa nacido en Girona cumplía su 38 cumpleaños. La ausencia de dos centrales como Fernando Niño y Vicente Fernández motivó que Miquel se situara en el lateral y nada más empezar el partido, salvó un gol en el segundo palo. En el centro de la zaga volvió a situarse Poli, que se está acomodando muy bien a este lugar.