Las agencias de viaje de Huelva han asumido un control casi
absoluto sobre las plazas hoteleras de Valencia duplicando las
reservas realizadas por sus aficionados. La presión que ha ejercido
la cúpula del Recreativo durante los últimos días para que la final
de la Copa del Rey no se dispute en Elche ha revitalizado la
candidatura de la ciudad del Turia, paradójicamente, la sede por la
que siempre suspiró el Real Mallorca y que fue vetada por los
responsables del club andaluz. Las maniobras del Recre han vuelto a
llenar de dudas todo lo que rodea al 28-J y Àngel María Villar
tampoco ha hecho nada para evitarlo. El presidente de la Federación
Española de Fútbol (RFEF) ha trasladado a la junta directiva de
este organismo -prevista para el 7 de abril-, la petición del
cambiar el escenario de la final realizada el lunes por Pedro
Rodríguez, alcalde de Huelva, y Eduardo Herrera, presidente de la
Federación Andaluza.
El Martínez Valero no agrada a los dirigentes del Huelva, que
consideran que su aforo (36.686 espectadores) es insuficiente para
cubrir la demanda de sus aficionados. El club onubense defiende
ahora la opción de Valencia y su estadio de Mestalla, con capacidad
para 55.000 espectadores. Los bandazos que está protagonizando el
Recreativo en el asunto de la sede de la final de Copa resultan muy
llamativos. Después de que la RFEF oficializara la elección de
Elche, el alcalde de Huelva -personaje clave en todo el conficto y
auténtico «jefe» del club- cuestionó públicamente la decisión de
Villar, que calificó de discriminatoria. El edil reclama ahora que
la final se dispute en Valencia, cuyo desplazamiento para sus
aficionados es mucho más largo y que por carretera representa casi
tres horas más de viaje.
Hasta el momento, el Mallorca está exhibiendo una actitud
ejemplar. El club balear únicamente reconoce a Elche como escenario
de la final y aguarda a la reunión de la próxima junta directiva de
la Española. En algunos círculos se da por hecho el cambio de
escenario, fundamentalmente porque Valencia y Barcelona fueron las
dos opciones que puso el Mallorca sobre la mesa, aunque fuentes de
la propia RFEF aseguraron a esta redacción que Villar no tiene nada
claro. Dejar ahora a la ciudad ilicitana sin la final de la Copa
del Rey podría interpretarse como un menosprecio que un organismo
como la Federación Española no puede permitirse.
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