Es curioso lo rápido que cambian los ídolos en el mundo del
deporte. Antes de que Alex Corretja o Albert Costa hayan dado por
concluida su carrera, Barcelona ya ha elegido a su relevo. El
carácter, el juego y la juventud de Rafael Nadal han conquistado el
centro neurálgico del tenis español y ya comienza a desatarse un
nuevo fenómeno. Nace la «Nadalmanía».
A Rafael Nadal le han bastado tres horas en la pista central del
centenario Real Club de Tenis Barcelona para meterse en el bolsillo
a la que consideran la afición más entendida del tenis español.
Sonrojó a Juan Antonio Marín (6-0 y abandono) el día de su estreno
en el Trofeo Conde de Godó y se ganó el reconocimiento de todos los
estamentos del mundo de la raqueta en su enfrentamiento con Alex
Corretja. Público, jugadores, entrenadores, incluso periodistas y
responsables de la ATP, han descubierto a la nueva estrella.
Rafael Nadal cuenta con unas condiciones envidiables pero quizás
su ambición y carácter son su mejor aval para convertirse en ídolo
de masas y en top ten. Sus golpes y agresividad se ganaron el
reconocimiento de cuantos han presenciado cualquiera de sus
partidos, mientras que su personalidad le impide ser conformista
tras perder aunque sea en tres set y con Alex Corretja.
El campeón del mundo cadete con el equipo español explicaba
referente a su derrota ante Alex Corretja que «sabía como tenía que
jugarme y supo imponer su trabajo. Salí enfadado de la pista, pero
de todos los partidos se aprende algo». El jugador balear comentaba
que «no sé si me metí el público en el bolsillo, pero a mí lo que
me preocupa es trabajar día a día y seguir mejorando. A priori
Corretja me tenía que ganar, pero cuando estás en la pista no
piensas en perder».
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