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Gregorio Manzano sorprendió ayer a sus futbolistas y programó una «sesión de entrenamiento» muy especial. El entrenador se llevó al equipo de excursión y los jugadores se desplazaron hasta sa Calobra para comprobar los encantos que ofrece ese rincón único en Mallorca.

Los futbolistas fueron avisados el día antes de que el entrenamiento sería un tanto especial, que llevasen el bañador y que además al mediodía habría la habitual comida de equipo. Sin embargo, ninguno pensaba que se programaría una jornada tan completa. Nada más llegar a Son Bibiloni, los futbolista se desplazaron hasta el Port de Sóller y ahí tomaron un barco de la compañía Blau que les sirvió para llegar hasta sa Calobra. Lo mejor, sin duda, fue la travesía por mar, toda vez que el día acompañaba y durante la jornada el sol brilló con fuerza y fue el fiel acompañante que tuvieron los futbolistas.

El que tomó los galones de capitán no fue ningún futbolista, sino que la responsabilidad de la expedición a tan extraordinario lugar corrió a cargo de un buen conocedor de la Isla y, además, regatista y medalla de oro, Pepote Ballester. Tras la comida el nutrido grupo de expedicionarios volvió a tomar la directa hacia el Port de Sóller donde llegaron sobre las cinco de la tarde. Manzano, de esta forma, intentó dar un respiro a la plantilla sacándola de Son Bibiloni y compartiendo un día especial con una travesía marítima que, para muchos de ellos, era la primera desde que llegaron a la Isla.