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Óscar González/Miquel Alzamora
La muerte del centrocampista Marc Vivien-Foe, al sufrir un paro cardiaco sobre el terreno de juego, tiñó de luto una Copa de las Confederaciones que ha obligado a disputar a las selecciones un partido cada dos días. La noticia también sacudió a la concentración del Real Mallorca, en especial a Samuel Etoo, compañero de Foe en la selección.

Foe se desplomó sobre el terreno de juego después de jugar durante más de una hora a casi 40 grados centígrados y cuando disputaba su cuarto partido en una semana. La FIFA, en una comparecencia de cinco minutos, dijo que el jugador murió al sufrir una parada cardíaca. El médico de la selección colombiana, uno de los primeros que le atendió, explicó a Efe, probablemente su fallecimiento se haya debido a la rotura de una vena del cerebro, un aneurisma. «Ha sido un golpe muy duro, porque no lo esperábamos, ya que el jugador en ningún momento entró en parada respiratoria», dijo el doctor Héctor Fabio Cruz.

«Es algo que puede pasarnos a cualquiera», añadió el médico colombiano, que, no obstante, admitió que los «sobreesfuerzos» pudieron agravar «una situación que el jugador tenía». «Jugar tantos partidos tan seguidos es antifisiológico, pero no tiene por qué ser la causa. Es algo que él tenía y, lógicamente, todo influye; un sobreesfuerzo, el calor...», agregó.