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Con la piel pintada de morado por las «caricias» de las rivales, Blanca Gil, la mallorquina que ha formado parte del equipo español de waterpolo en el Campeonato del Mundo, ha regresado a Palma para disfrutar de unos días de descanso. En el polideportivo la Salle, complejo en el que tuvo su primer contacto con el agua -todavía como nadadora- repasa su actuación en Barcelona y anticipa sus próximos compromisos.

La waterpolista mallorquina es todavía júnior y el próximo martes regresa a Barcelona para concentrarse con el equipo español y preparar el Mundial en Canadá. Asegura que «nuestro objetivo es conseguir el Oro y tenemos un buen equipo para lograrlo», y piensa que este bloque puede hacer cosas importantes. «La selección absoluta sólo hemos tenido dos meses para preparar el Mundial, cuando hay equipos que llevan diez años jugando juntas. Creo que en el preolímpico de marzo tenemos una buena oportunidad para estar en Atenas y vamos a entrenar muy fuerte para conseguirlo, pero con el equipo júnior es diferente. Llevamos tres años entrenando juntas en el CAR de Sant Cugat y jugamos de memoria. Eso se nota mucho en un Mundial».

Blanca Gil es una ganadora y su ambición le impide sentirse satisfecha por el octavo puesto en el Mundial. Era su primera participación en un Mundial absoluto pero piensa que la clave fue «perder el partido para acceder a semifinales. Nos ganaron por un gol y la moral del equipo cayó en picado. Hemos rendido en los partidos que debíamos hacerlo aunque el físico también ha jugado en nuestra contra porque las rivales son más grandes y más fuertes. Lo hemos tenido que compensar con la inteligencia y la visión de juego».