El vigente campeón de la Copa del Rey está en plena fase de
desmantelamiento. El equipo que levantó el preciado trofeo el 28 J
en el Martínez Valero de Elche empieza a ser un espejismo y ese
mismo grupo observa cómo sus piezas van cayendo a medida que pasa
el verano. Ya no están Albert Riera, Walter Pandiani, Harold Lozano
y Federico Lussenhoff y están a punto de ser traspasados Àlvaro
Novo, Ariel Ibagaza y Samuel Etoo. Hasta un total de siete
jugadores que formaban el once titular van a marcharse y el equipo
deberá empezar otra vez desde la línea de salida en todos los
sentidos.
El poco trabajo -se viajó mucho y se entrenó casi nada-
realizado en el stage por tierras inglesas quedará prácticamente
sin efecto ya que, futbolísticamente, Pacheco deberá iniciar otra
vez una labor de conjunción y de acoplamiento de los futbolistas
que, teóricamente, tiene que venir a cubrir los huecos que las
actuales «estrellas» del equipo van a dejar o han dejado estas
últimas semanas. Es la historia de cada agosto, aunque en esta
ocasión todo resulta más exagerado. La delicada situación económica
por la que está atravesando el club obliga a vender a los mejores
activos a fin de paliar esta crisis interna.
La necesidad de hacer frente a los pagos de los jugadores y a
buscar liquidez para incluir en la ampliación de capital hace que
sea imprescindible poner en el mercado a los jugadores más
importantes. Ibagaza y Novo están de camino hacia el Calderón,
mientras que Samuel está a la espera de que se concrete su fichaje
por el Chelsea o bien a otro club de la Premier League. Los
aficionados están acostumbrados año si y otro también a ver marchar
a los mejores del plantel y de hecho la gran mayoría entiende que
esto deba ser así.
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